Basura por sueños: recuperan plásticos usados para construir casas 

Lucas Recalde vive en la localidad turística de Agua de Oro, a 40 kilómetros de Córdoba. Elige el contacto con la naturaleza porque asegura que le da tranquilidad. Es emprendedor, inquieto y un apasionado innovador. Creó una empresa para construir casas, aunque ese no es el final de esta historia. En el camino que emprendió para hacerlo está su esencia. 

Lucas vivió un par de años en Italia y cuando volvió a su tierra quiso desarrollar un emprendimiento vinculado al agroturismo Se encontró con algunas dificultades, como la imposibilidad de emplear a la gente de su pueblo. “Eso me generó angustia, no entendía por qué no podía hacerlo”, admitió en el programa Pausa que conduce Vivian ‘Lulú’ Mathis. 

Siempre apasionado, Lucas Recalde explica el emprendimiento

Buscaba jardineros, trabajadores para realizar mantenimiento, cocineros, pero nadie mostraba interés. Primero llegaron las mujeres. “Eran unas luchadoras hermosas y me involucré en sus entornos”, recordó. En esos primeros pasos descubrió que no tenía la verdad, que la realidad se presentaba más compleja de lo que imaginó. Por eso, cada experiencia lo sorprendía y entendió que en el inicio se comportó como “una ametralladora de errores”. 

En 2014 Lucas estaba construyendo habitaciones en su predio con pallets y barro cuando en un viaje al basural a cielo abierto se encontró con Don Nieto, un hombre que juntaba botellas de plástico . Las ubicaba en el suelo, de forma tal, que pudieran ser aplastadas por los autos porque con la prensa le costaba mucho. Le pagaban solo 1 peso por kilo. Por algún motivo, Lucas pensó que podían servir y le compró 20 kilos.

Brindan trabajo para sectores vulnerables

“Teníamos que poner una malla para que el revoque se agarre de uno de los lados del pallet, entonces decidimos probar si podíamos reemplazarlo con el plástico. Y el material se metió perfectamente entre los bordes de las botellas ”, describió y recordó que en ese momento pensó que algo muy poderoso tenían en sus manos. 

Primero realizó una construcción propia. Luego consiguió un subsidio del Ministerio de Industria del gobierno de Córdoba para levantar una casa de dos pisos. Lucas aparecía en las reuniones con un fardo de botellas de plástico y aseguraba a los funcionarios con pleno convencimiento que se trataba de un elemento maravilloso de la construcción. Primero miraron con escepticismo y luego confiaron. 

El siguiente paso fue generar alianzas, un aspecto clave en este camino. Lo hizo con el cura Mariano Oberlin porque “como emprendedor no podía abordar la cuestión social. Entonces hicimos una buena sociedad, jugamos juntos”. Y así nació 3C Construcciones. 

Casa hecha en Mendoza

Lucas asegura que la empresa es el cómo y el por qué de la construcción de casas. Usan plásticos post consumo, los enfardan y con eso generan la aislación de la vivienda. “Por cómo pensamos la tecnología, la externalidad es positiva. Por un lado, recojo plásticos que estaban ensuciando y contaminando. Y además se genera trabajo donde no había por ciertas condiciones sociales”, reflexiona.

3C Construcciones se ramificó a distintos puntos del país. También funciona en Camerún. Lucas aclara que cuando alguien se interesa por esta tecnología, transmite sin problemas todos los detalles de cómo funciona. “Te digo con qué organizaciones sociales vas a trabajar. Te voy a preguntar si hablaste con el intendente de la ciudad. Pero si me decís que vas a trabajar solo es porque no entendiste nada”, sintetiza. 

Lucas siempre sembró preguntas en este apasionante recorrido. “¿Qué aprendí de todo esto?», se preguntó, hizo un breve silencio y respondió seguro: «que hay que repensar la economía y las tecnologías. Y que para mí fue clave pasar las experiencias por el cuerpo para entender”. 

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