Un equipo de investigadores de la Universidad de California en San Diego descubrió una forma de atacar el grave problema de los plásticos en el ambiente. Lograron desarrollar un material biodegradable compuesto de bacterias con la capacidad de descomponerse al final de su vida útil.
La revista Nature Communications publicó el estudio que se refiere a un material de poliuretano termoplástico blando que puede ser usado comercialmente para fabricar distintos productos como calzado y cojines.
Este material es unido a esporas bacterianas de una cepa común en el suelo, Bacillus subtilis, que se descompone al exponerse a los nutrientes del compost. Por eso lo definen como ‘plástico vivo’.
Los investigadores usaron esporas bacterianas por su resistencia a las duras condiciones ambientales. A diferencia de las esporas de hongos, las esporas bacterianas poseen un escudo protector que permite a las bacterias sobrevivir en estado vegetativo.
Para lograr el plástico vivo, los investigadores unieron las esporas de Bacillus subtilis con gránulos de poliuretano termoplástico en una máquina de prensado para mezclarlos y fundirlos a 135 grados Celsius. En la actualidad no existe un flujo de reciclaje para los poliuretanos y la mayoría termina como residuo en vertederos.
Han Solo Kim, científico de la Universidad de California en San Diego, explicó que las esporas que han utilizado fueron seleccionadas y diseñadas específicamente para este trabajo. Y agregó que la técnica de extrusión para fundirlo y moldearlo es versátil y puede utilizarse para procesar muchos otros polímeros. “Si podemos fabricar esporas que funcionan para otros plásticos, nuestro método puede aplicarse a más materiales”, destacó el coautor del estudio al Servicio de Información y Noticias Científicas.
Sugiere, entonces, que este trabajo puede dar esperanzas en la compleja tarea de mitigar la contaminación plástica global y que el ‘plástico vivo’ podría ayudar a reducir la huella medioambiental.
Sol Kim considera que no hay inconvenientes para ampliar la producción de plásticos con esporas. Explicó que menos del 1% de adición de esporas es suficiente para desarrollar este plástico degradable. Por lo tanto, el costo de producción no sería muy superior al del tradicional.
Sobre el material que queda luego de la degradación plástica, los investigadores indicaron que cualquier espora bacteriana que quede “probablemente sea inofensiva”. Bacillus subtilis se utiliza en probióticos y se suele considerar segura en humanos y animales, de hecho, en algunos casos puede ser beneficiosa para la salud de las plantas.