«Estudiar sin velas»: fabrica mochilas con plástico reciclado y paneles solares

Para Guillermina Rava fue impactante ver a los niños y niñas jugando en las tóxicas montañas de basura, con infinitos plásticos expuestos al sol. Entonces tomó la decisión de hacer un aporte concreto para un cambio.

La rosarina es licenciada en Relaciones Internacionales y creadora del proyecto Ecomond, una iniciativa que nació para vender mochilas con un impacto social y ambiental. “Es un estilo de vida”, asegura Guillermina y agrega que el diseño de la marca se inició en tiempos de pandemia.

Consideraron que era necesario hacer algo con el plástico y también responder a una necesidad de las personas. “Vimos lo funcional que podía ser el panel solar. Más de 3 millones de personas no tienen acceso a electricidad. Por eso avanzamos en la Mochiluz, para que niños y niñas puedan hacer tareas y otras actividades”, explicó.

La Mochiluz es de plástico reciclado con una lámpara solar para cargar en las escuelas y luego poder usarla en sus casas. 

Guillermina contó que trabajó en proyectos humanitarios en distintos lugares del mundo, como los campos de refugiados en Medio Oriente, las favelas de Brasil y sectores vulnerados de Argentina. “Cuando ves realidades tan duras, tomas conciencia y te preguntas cómo abordar el tema. Ecomond se plantea cómo a través de las energías renovables se puede cambiar el mundo”, apuntó.

Mencionó una secuencia frecuente en sectores de Rosario. Los chicos no pueden transitar de noche de una casa a otra porque no tienen luminaria pública. Las mochilas creadas en Ecomond no solo contemplan la educación, también consideran la seguridad. “No podemos permitir que en el siglo XXI sigan pasando estas cosas”, dijo. 

«Vimos cómo los chicos, a través de una mochila con luz solar, no tienen que depender de las velas cuando vuelven a sus casas»

Un buen puñado de empresas cumplen un papel fundamental en el proceso para la creación de las mochilas porque donan los banners que antes eran descartados en vertederos. También llegan a la fábrica las bolsas de un solo uso, las de comida para perro, sachets de leche. Un equipo de marroquineros realiza los diseños y tienen contacto con el territorio para definir dónde se pueden donar las mochilas.

“Vimos cómo los chicos, a través de una mochila con luz solar, no tienen que depender de las velas cuando vuelven a sus casas. Eso genera un impacto real”, destacó Guillermina y agregó que, además, esta mochila es usada por toda la familia, lo que genera lazos muy saludables.

Son 15 las personas que trabajan en Ecomond y cada uno aporta su fortaleza para llegar más lejos. Eso genera mucho entusiasmo.

Guillermina asegura que la crisis energética es una realidad que azota al mundo y especialmente a los sectores más vulnerados de la sociedad. Para ella, transmitir esta conciencia con las mochilas es un granito de arena. “Aportamos algo tan básico como tener luz para hacer sus tareas. Hablamos mucho de educación pero no debemos olvidarnos del núcleo al que vuelven los chicos: sus casas”.