Guido Ventura tiene 29 años y es diseñador industrial. Dice que forma parte de una generación consciente de que si no hay una solución más inteligente a los problemas cotidianos, no tenemos futuro.
Junto a otras cuatro amigas que se conocieron en la UBA diseñaron un producto luego de observar la impactante cantidad de plástico de un solo uso que se utiliza en un evento gastronómico.
Eso fue hace 5 años. Debían presentar una tesis y encontraron en ese preocupante paisaje la inspiración. “Empezó todo como un trabajo práctico y años después lo retomamos como un emprendimiento. Vimos que podíamos generar un impacto positivo”, contó sobre el origen de ODA Biovajilla.
Juliana Campanelli, Clara Cappetta, María Paula Vita completan el equipo de amigos. Agustina Chianetta estuvo en el origen del proyecto, pero hoy vive en España.
Primero utilizaron cáscaras de papas. Luego siguieron experimentando con otros biomateriales, como cascarilla y borra de café. Por la naturaleza del emprendimiento -están ubicados en Buenos Aires-, Guido considera que es importante tener en cuenta el traslado del biomaterial por la huella de carbono que genera. En ese sentido, entiende que -por ahora- el mejor biomaterial es la cascarilla y borra de café, “aunque no nos cerramos a otros”.
“Desarrollamos la maquinaria y la receta, eso nos permite controlar todo el proceso y generar nuevos productos con distintos materiales. Productores de todo el país se acercan, probamos y si sirve, lo usamos”, explicó Guido.
El proceso de generación de la vajilla se da en dos pasos: prensado + calor. Los platos de ODA se puede desechar directamente en el suelo, degradando en 30 días.
Los pasos del emprendimiento son firmes. Ya compraron el equipamiento para el taller estudio. “Esto nos permite aumentar la capacidad productiva considerablemente”, destacó y agregó que ahora están en la etapa de las primeras ventas a eventos con una escala alcanzable para ODA. “Estamos poniendo a prueba el producto en el mercado real”, valoró orgulloso.
Para Guido, uno de los puntos más importantes para disminuir el uso de plásticos es cambiar los hábitos de consumo. Es que -considera- las decisiones de los consumidores influyen.
La situación económica del país siempre genera complicaciones para los emprendedores, “aunque las situaciones desafiantes también crean espacios de creatividad. Estamos obligados a ser creativos, estoy muy orgulloso de lo que podemos crear en nuestro país. Si tenés ideas originales, con un impacto positivo real y honesto, las condiciones están dadas”.
Como diseñadores de productos, Guido entiende que deben hacerse bajo las condiciones que exige hoy un nuevo paradigma. “No podemos hacerlo con una ideología del siglo pasado. No podemos crear un producto de plástico, metales preciosos y petróleo. No nos cierra en la cabeza, no pertenece a este nuevo mundo. Y lo hacemos porque nos nace de esta manera, las otras formas no son válidas”.