Jóvenes diseñan un robot con inteligencia artificial para interpretar la lengua de señas

El concepto de ‘inteligencia artificial’ deambuló en los últimos meses por diversos medios de comunicación. Y mientras lo hizo, encendió alarmas y sembró preocupación.

“Es difícil evitar que los malos la utilicen para cosas malas”, expresó con preocupación Geoffrey Hinton, uno de los pioneros en el terreno de la Inteligencia Artificial, en una entrevista reciente al New York Times. Sirve la expresión a modo de síntesis.

En Mendoza se puede encontrar una versión más esperanzadora de esta herramienta. Dos amigos de 17 años crearon un robot con inteligencia artificial para interpretar la lengua de señas. Santiago Vázquez y Juan Cruz Ledesma le dieron vida a este proyecto que se prepara para un concurso de Microsoft.

Esperan tener el prototipo para fin de año

El objetivo esencial es facilitar la comunicación a personas con discapacidad auditiva en recorridos tan simples como cuando deben acercarse a un hospital, un comercio o a un evento.

Juan contó que la iniciativa surgió en las vacaciones, en febrero de este año, cuando investigaba sobre inteligencia artificial. Se encontró con la creación del escultor y diseñador francés, Gael Langevin: InMoov, el primer robot de tamaño natural impreso en 3D de código abierto. El joven curioso imprimió de inmediato el antifaz humanoide e instaló motores para que los ojos del robot se movieran.

Se contactó con Santiago que estaba haciendo cursos de inteligencia artificial y avanzaron. “Me mostró el robot que estaba construyendo y me encantó”, contó y agregó que en esa etapa no tenían un fin claro, “hicimos cuestiones básicas como que prendiera una luz si detectaba una mano. Por ahí empezamos”.

Gael Langevin, creador de InMoov

Luego ingresó Tomas Donoso al proyecto, otro alumno que le llamó la atención la iniciativa. “Ellos pasaron por los cursos para ver quién se interesaba porque necesitaban gente para un concurso de Microsoft. Me sumé a trabajar en la programación y el diseño”, comentó y Juan intervino rápido: “nos ayudó mucho para eso”.

Santiago aclaró que el desarrollo aún está en un nivel básico. Estiman que para fin de este año tendrán el prototipo finalizado que podrá sostener una comunicación comprensible. “Este proyecto genera una independencia en la gente que tiene discapacidad auditiva. Les da libertad. La idea es contar con una aplicación que indique dónde está funcionando este robot”, apuntó.

“También es importante que esté disponible en los eventos públicos”, acotó Tomás y dio un ejemplo claro: una persona con discapacidad auditiva que pueda preguntar al robot por la ubicación de los baños.

Santiago y Juan Cruz tienen 17 años

Para Juan es valioso nutrirse de la experiencia de las personas que utilizan la lengua de señas para el desarrollo del proyecto. Pasaron tiempo con personas con discapacidad auditiva con el objetivo de nutrirse. 

Para avanzar en el proyecto, el equipo busca ahora personas y empresas que deseen colaborar para terminar el prototipo que es costoso. El paso a paso de este desarrollo está en IG (@inmoov_arg)

Con la exposición de la iniciativa recibieron muchas opiniones de aliento. “Somos jóvenes que buscamos hacer cosas con impacto en la sociedad. Es eso.”, sintetizó Santiago.