Carl Honoré: “Estamos saturados de estereotipos negativos y falsos sobre el envejecimiento”

Carl Honoré nació en Escocia, aunque de muy chico su familia se mudó a Edmonton, Canadá. Y luego, a los 17 años, volvió a Escocia para estudiar. También vivió un tiempo en Argentina y ahora lo hace en Londres, su ciudad en el mundo porque -define- combina el ritmo frenético con los tiempos de un pueblo. Reside en un barrio donde los comerciantes recuerdan perfectamente los nombres de sus hijos.

Es autor del best seller Elogio de la Lentitud y del libro Elogio de la Experiencia. “Mi objetivo principal es romper la idea de que la lentitud es sinónimo de torpe, aburrido, estúpido, para que la gente pueda reconectar con su ‘tortuga interna’”, definió Carl en una charla en Pausa con Vivian ‘Lulú’ Mathis.

Ante la pregunta sobre qué cosas nos perdemos por ir tan rápido, el periodista considera que principalmente sacrificamos nuestra salud. Esto significa agotamiento físico, no dormimos bien. Y, claro, existe un impacto en nuestra salud mental. 

“Estamos tan acelerados que no tenemos una conexión con nosotros mismos”, apuntó y agregó  que la vida híper rápida es una forma de huir de nosotros mismos. “Es más fácil llenarse la agenda de distracciones, trivialidades, que hacerse cargo de las grandes preguntas, como ‘quién soy’ y ‘cual es mi propósito de vida’”.

“Por más prisa que tengas, no podemos lograr que alguien se enamore de vos más rápido porque necesitas casarte en junio»

Carl entiende que estamos tan atascados en el ‘modo correcaminos’ que ya se convirtió en una suerte de adicción. Y si nos quitan esa estimulación, nos enredamos en un sentimiento de desesperación. “Esto sucede en el corto plazo. Después disfrutamos de los ritmos más humanos que son lentos”.

La cultura de la prisa hace sociedades desiguales

Además, considera que la cultura de la prisa nos convierte en una sociedad menos justa. Para el escritor, llegamos tan envueltos en lo nuestro, obsesionados con la agenda propia que ni pensamos en los demás. “Es una cultura que refuerza el individualismo”.

Y esto se da en un contexto que exige tener una mirada colectiva más generosa ante los problemas épicos que atraviesa hoy el mundo, con temas vinculados a la crisis climática y la desigualdad. Tenemos que juntarnos, pero la prisa lo impide porque estamos encerrados en la burbuja propia. 

Es que los vínculos, inexorablemente, necesitan de tiempo. “Por más prisa que tengas, no podemos lograr que alguien se enamore más rápido de vos porque necesitas casarte en junio. O lograr una amistad entrañable en dos días. Todo depende del tiempo para ganar en fuerza y matices”, opinó. Esta relación explica por qué en la época en la que estamos más conectados, nos sentimos más solos que nunca.

Carl en TED

Carl creó y publicó también el libro Elogio de la Experiencia. Está convencido de que vivimos en una cultura marinada en el culto a la juventud y eso no tiene ninguna lógica. Opina que la idea de que envejecer -pasando los 40 años- es todo cuesta abajo es una mentira.

Este es el mejor tiempo para envejecer, “aunque nunca nos hemos sentido tan mal por hacerlo. Es una paradoja. Todos somos víctimas de ese culto a la juventud, incluso los jóvenes”.

Carl se expresa con pasión, lucidez y plena claridad. Cuando repasa su vida, encuentra que siempre cargó una bolsa repleta de curiosidades. Por eso se lanzó al periodismo. Siempre disfrutó más de las preguntas que de las respuestas. Siente que su vocación es buscar la próxima pregunta. Y que sea mejor que la anterior.

Escucha Pausa con Carl Honoré