Confirman la presencia de microplásticos en pingüinos de Magallanes

(Foto: EBird)

Lucas Rodríguez Pirani es doctor en química y durante la pandemia comenzó a recorrer un impactante camino que le permitió sumar información para profundizar sobre el impacto que tiene el plástico en nuestras vidas.

Lucas es investigador del CONICET en el CEQUINOR y autor de un estudio que revela un dato muy preocupante: la primera evidencia de contaminación por microplásticos en pingüinos de Magallanes. El trabajo se hizo en conjunto con el Instituto Argentino de Oceanografía y publicado en la revista científica Marine Pollution Bulletin.

“Fue un trabajo interdisciplinario que hicimos entre químicos, espectroscopista -estudiamos la interacción de la radicación con la materia- y gente que hizo una tarea en el campo, en una estación de rescate de pingüinos de Bahía Blanca”, contó.

Lucas Rodriguez Pirani (CONICET)

Tatiana Recabarren Villalón, becaria doctoral del CONICET y responsable del trabajo en el campo explicó que estos pingüinos migran desde el sur hacia Brasil. En ese recorrido, muchos -sobre todo los juveniles- se enferman y llegan en grave estado de salud o muertos a las playas. “Nosotros tomamos ejemplares que murieron durante su rehabilitación después de quedar varados en la costa para analizar su tracto digestivo y hallar el rastro de ingesta de plásticos y partículas plásticas”, explicó.

Lucas señaló que es difícil, visualmente, saber si son naturales o plástico. Por eso es importante el trabajo que se hizo posteriormente porque las fibras que se encontraron son del orden del micrómetro. “Tenemos las herramientas para estudiar y caracterizar en este tipo de dimensiones. Y los resultados fueron sorprendentes”.

Lucas meditó por un segundo su comentario y se corrigió. “No se si sorprende tanto porque la comunidad científica puso el ojo en la contaminación plástica hace ya varios años”, apuntó y mencionó que hoy estamos en 400 millones de toneladas de producción de plásticos por año. Se estima que entre 4 y 12 millones terminan en mares todos los años.

Sobre el trabajo, Lucas aclaró que -a diferencia de otros animales- el pingüino de Magallanes es muy selectivo en su alimentación. Entonces, el trabajo demuestra que el microplástico es consumido por especies que el pingüino consume. “Demostramos científicamente que los plásticos están en toda la cadena trófica de alimentación. Y así nos llega a nosotros”, planteó.

Con estos datos, resulta natural reclamar por una legislación más exigente en cuanto al uso de plásticos. En este sentido, Lucas advirtió que hoy no se contempla en la normativa una realidad que es impactante: hay microplásticos en una lata de merluza. Es más, el grupo de trabajo que lidera el investigador del CONICET en el IADO -también autor del estudio-, Andrés Arias, está trabajando en la presencia de microplásticos en el aire. 

Según indica el estudio, en la totalidad de las aves estudiadas, las micropartículas representaron el 91 por ciento de los desechos hallados, el 97 por ciento de las cuales fueron fibras procedentes de la actividad humana. Más del 62 % del total de las partículas eran de origen plástico, siendo el polipropileno y el poliéster los más abundantes. También se encontraron fibras celulósicas semisintéticas, partículas metálicas y pigmentos utilizados en las industrias textiles y plásticas.

Equipo del IADO: Ana Ronda, Lucrecia Díaz, Luciano La Sala, Tatiana Recabarren Villalón y Andrés Arias. (Foto CONICET)

“La mayoría de los plásticos que llegan al ambiente marino son producidos en tierra. Los microplásticos secundarios se degrada en el medioambiente de fragmentos más grandes, como una botella en el mar. Hoy se investiga, incluso, la presencia de nanoplásticos que llegan hasta el interior de las células”, apuntó.

Lucas considera que el plástico no es «el malo de película». En realidad, es nuestro manejo y las políticas de los gobiernos que no se hacen cargo del tema. Y buscó un ejemplo claro: Estados Unidos produce muchas toneladas de plásticos y, en vez de resolver el tema, le paga a otros países para que lo hagan. Y es así que este residuo termina en regiones poco controladas de Asia, en vertederos ilegales para luego encontrarse con el mar.

“Tiene que existir un compromiso global y principalmente de las potencias que generan más residuos plásticos en mares. Tenemos que encontrar una solución entre todos”.