Saun, la red que une voluntades para cambiar la vida de personas en situación de vulnerabilidad

Una persona le cambió el rumbo de su vida. En junio de 2014, Gonzalo Erize descubrió la fascinante jungla en el norte de Laos, el sudoeste asiático. Y también se cruzó con un niño de 11 años, Saun, sentado al costado de una cancha de fútbol con la panza hinchada como un globo. “La propuesta turística se transformó en una odisea por salvarle la vida”, contó. Y estuvo 120 días con él.

Gonzalo tomó la decisión de llevar a Saun a un hospital en la capital de Laos, previa autorización de su familia; su madre se emocionó. Pasó diez días internado y los médicos no pudieron responder a su enfermedad. Entonces fueron a un hospital en Bangkok. El tratamiento fue largo y doloroso con drenaje de estómago todos los días. “Es tan importante cuando le cambias el mundo a una persona”, definió Gonzalo.

Esa fue la primera historia que construyó un sueño. “Si yo lo hago, cualquiera lo puede hacer”, pensó. Había participado antes de acciones solidarias, pero ninguna era comparable con esta idea que unía voluntades para involucrarse en la realidad de gente que lo necesita.

«Mi sueño es que no haya ninguna limitación geográfica para ayudar, la plataforma te permite involucrarte con todos los casos activos, estés donde estés», comentó Gonzalo

Luego de la intensa experiencia que vivió Gonzalo, Saun se convirtió en una plataforma (Saun.org) que genera lazos para unir a las personas. Se puede hacer a través de una donación material o aportando tiempo, conocimiento. Explicó que las personas que desean ser solidarios pueden cargar su caso en la plataforma y contar a quién desean ayudar y qué necesitan. A partir de ese momento se activa la red de voluntarios.

Otro caso impactante para Gonzalo fue el de una niña de Filipinas que había sido maltratada y abusada. Desde una fundación se comunicaron con él y le dijeron que necesitaban que le cambien la vida porque se estaba muriendo. “Activamos el ecosistema y mucha gente hizo su aporte. Afortunadamente, tuvo una segunda oportunidad”, contó.

Cada uno es un mundo distinto, considera Gonzalo, y existen muchos. “La gente quiere decidir a quién ayudar y de qué manera”, comentó y recordó algunos casos delicados de personas en situación de calle que salieron de esa realidad por el compromiso de otros y otras.

El creador de Saun asegura que no quiere una fundación que dirija la forma de colaborar. “Saun te permite involucrarte con todos los casos activos, ofrecer lo que quieras, estés donde estés. Ese es un sueño que tengo, que no haya ninguna limitación geográfica para ayudar”.

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