Creó un auto que funciona con basura y recorrió el país: «Aporté 20% de oxígeno al ambiente»

Estaba derrumbado en la cama, mirando fijo el techo, rendido después de haber intentando una y mil veces todas las formas para que su sueño, el auto a basura, funcione. En ese momento de profunda desazón escuchó una voz que supuso era la suya, provocada por el estrés. 

“Cada fracaso es un paso más cerca del éxito”, escuchó con nitidez. Ninguna novedad, pensó. 

El segundo mensaje también fue claro: “Esto es útil para la humanidad, hay que sacarlo andando”. Continuó escéptico. Pero cuando escuchó el siguiente mensaje, entendió que no era su voz. Era otra. Le dijo que “esto va a salir, va a funcionar”. 

“Ahí entendí que no era yo porque no creía eso. Sentí un empujón físico y volví a intentar”, recordó Edmundo Ramos desde la localidad cordobesa de Anisacate. El ingeniero electromecánico de 65 años admitió que si no hubiese existido ese momento absolutamente mágico, nada de su proyecto hubiera sucedido. 

Contó que su invención es un tacho con una tapa y dos agujeros, simplifica y agrega sonriente: “no puede ser más simple”. Se llena con basura seca y combustible orgánico, como cáscara, carozos, semillas, restos de poda, carbón. 

Edmundo Ramos (foto crédito: Diario Uno)

Por el agujero de abajo se prende el fuego y la combustión incompleta de la basura seca produce monóxido de carbono que es combustible, que sale por el agujero de arriba. En el centro de combustión se inyecta unas gotas de agua, que por la temperatura -termólisis- se disocia en hidrógeno y oxígeno. 

“Entonces, lo que se inyecta al motor es -como lo llamo yo- ‘gasura’. Es monóxido de carbono, hidrógeno y por el caño de escape sale dióxido de carbono, nitrógeno y oxígeno. Cuando estoy andando, estoy aportando 20% de oxígeno al ambiente”, destacó. 

El 2 de octubre de 2019 salió por primera vez su camioneta a basura. La primera pregunta a responder fue cuál era la velocidad máxima que podía alcanzar el vehículo. Levanta hasta 115 km/h y tiene una autonomía de 500 kilómetros. La segunda incógnita requería un esfuerzo mayor. “Para saber si el sistema permitía grandes recorridos, decidimos con mi mujer hacer el recorrido desde La Quiaca hasta Ushuaia”, contó. 

La consigna fue cumplir el desafío utilizando la basura que pudieran reunir en el camino. Su compañera Fabiola aceptó acompañarlo, pero con una condición. Para la Nochebuena y Navidad debían interrumpir el periplo y volver a su hogar para luego continuar. Trato hecho. 

En los primeros destinos, como La Quiaca, Cafayate, Londres en Catamarca, Edmundo preguntó por los residuos orgánicos del lugar, entonces juntó el resultado de la poda de la vid y cáscaras de nueces. Pero a medida que su historia se conocía a raíz de las entrevistas, la gente empezó a acercarse para colaborar con su desafío. 

“En San Juan, Juan Lobos pidió encontrarse conmigo. No supe para qué. Llegó con bolsones llenos de carbón. Hacía panes en horno de barro y había conocido mi historia”, contó. Entonces no tuvo que pedir más por basura en el resto del recorrido. 

Finalmente llegaron a Cabo Vírgenes para cumplir la misión de demostrar que el auto a basura sirve para grandes recorridos. Lograron transitar 5.000 kilómetros utilizando solo residuos orgánicos. 

Los planos de su invento se pueden descargar gratis de su página en Facebook “Auto a Basura” o en www.autoabasura.com. Para Edmundo, es un regalo de Argentina a la humanidad y no se detiene. Ahora está trabajando en un proyecto que incluye el plástico. 

Cada vez que cuenta su hazaña, recuerda el decepcionante momento cuando, rendido, no encontraba respuestas. “Es que habían sido 10 años de estudio, y un año y medio invirtiendo mucho esfuerzo y tiempo. Y me encontraba en un callejón sin salida. Me caí mucho anímicamente”, recordó.

Por el increíble empujón que recibió, decidió escribir en un costado de su Ford Ranchero modelo 83 “Para gloria de Dios”. En el camino le preguntaron varias veces si era pastor o evangélico. Respondió que “no, nada de eso. Solo estoy agradeciendo un milagro”.  

Escucha parte de la entrevista radial