Cambio de vida: dejó su exitosa empresa y ahora asesora a emprendedores conscientes

Leo Nabel había cumplido con respetuosa prolijidad la receta para ser feliz repartida durante años en su casa de clase media y de Almagro. Pero la combinación de ingredientes no provocó el resultado esperado. Entonces decidió explorar un nuevo camino. 

La idea reinante incluía mucho dinero, una empresa de ancha espalda, el casamiento que sella el amor para siempre e hijos criados cerca de la casa de sus padres. Justo cuando Leo cumplió con cada punto del mandato, empezó a sentir que las paredes de la seguridad se desmoronaban y el piso se resquebrajaba de manera inevitable. 

Leo contó que durante su luna de miel en Bagan, al norte de Myanmar, inició una profunda transformación. “Estábamos paseando por un templo. Nos sentamos a almorzar y me encontré con un libro de budismo sobre la meditación, la mente, el propósito. Ahí empecé a trabajar la curiosidad sobre qué es lo que realmente determina nuestra calidad de vida. En ese momento inicié un viaje que aún continúa”, contó desde La India. 

Asegura que estamos en un momento histórico que exige una mayor conciencia colectiva. “Nunca antes hubo tanta venta de psicofármacos, es muy fuerte la sensación de sentirse solo”,  señaló y agregó que en este escenario influye la cosmovisión que nos empuja a tener más cosas, un trabajo mejor, más dinero. Y recién cuando nos retiramos, podemos disfrutar de nuestros nietos y ser felices; “mientras tanto, estamos en la rueda con placeres de corto plazo”. 

Aunque por las experiencias acumuladas en este último tiempo, Leo observa también que estamos volviendo a vivir una vida en el paradigma del bienestar y no en el ‘bien tener’, lo que se traduce en “valorar la calidad del tiempo más que los bienes materiales”. 

La gente, por lo general, “despierta” cuando sufre un cachetazo o algún acontecimiento que la zamarrea. Y en los primeros pasos hay temores. “Muchas veces hay miedo al qué dirán. Es que el miedo al rechazo y al juicio es muy grande”. De hecho, el proceso de cambiar su vida no fue fácil. 

Primero compró algunos libros, hizo un curso de meditación, y empezó a sentirse más armonioso. Entonces avanzó en el camino y modificó sus hábitos alimentarios, abandonó la carne. “No es un proceso fácil. Para nada. Es doloroso porque significa cuestionar toda una identidad. No sabía quién era y qué quería”, comentó Leo y apuntó que la dificultad en el tránsito se da porque “estamos acostumbrados a lo cómodo, entonces nos cuesta enfocarnos en el largo plazo”. 

En esta etapa de su vida combina sus dos mundos, el costado emprendedor y el espiritual. Tiene una escuela online para emprendedores conscientes, como coaches, astrólogos, terapeutas, y yoguis. El objetivo es que puedan expandir su mensaje de la mejor forma. Dijo que “en el mundo de la espiritualidad se piensa que hay que ser pobre y meditar en una cueva. No es así, hay que ayudar a otras personas que están deprimidas para que se vuelvan a conectar con su ser. Y vuelvan a sentir”. 

Parte de la sociedad está atravesando un proceso de autodestrucción. Hay una desconexión muy grande en diversos aspectos. Admite que -revolviendo su experiencia- siempre hubo una idea que sirvió de impulso para vivir este viaje: fue pensar en los últimos días de su vida;  “pienso que no quiero arrepentirme por la vida que no tuve y por haberle dado poder a lo que otros decían de mí”. 

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