Creó una obra de teatro para hablar del cáncer con humor y sensibilidad

Mariana Cabrol encontró en el teatro y en el humor una sanadora forma de atravesar el cáncer de mama. Y decidió también diseminar este valioso recurso en otras personas que viven la enfermedad a través de su obra Mama mía.

En 2020 fue diagnosticada con el cáncer. Primero pasó por angustias, miedos e incertidumbres. “Son necesarias”, reflexiona la actriz. Luego avanzó en tomarse todo de una manera distinta, más risueña. Hizo videos de humor sobre situaciones que consideraba surrealistas en el mundo oncológico, como la caída del pelo, la medicina nuclear, y la reacción de los otros.

Subió los videos a la cuenta de Instagram @soyliminal como se esparcen las semillas en un terreno fértil. “Liminal significa estar en el umbral, estar en un tiempo y espacio provisorio desconocido. Así me sentí yo”, contó. Fue importante para ella poder acompañar con humor a otras mujeres que transitaban el cáncer porque “es un momento en el que la risa es escasa”. Cuando terminó el tratamiento después de un año y medio decidió dar el siguiente paso: el teatro.

Cuando revisa el impacto de la obra siente un profundo agradecimiento. Dice que es la primera vez que la gente le dice “gracias” después de la obra. “Es poner el foco en un tema que aún es tabú y reírnos permite desdramatizarlo un poco. Por supuesto, lo hacemos con sensibilidad”.

«Es muy gratificante pensar que de lo peor que me pasó en la vida haya surgido lo mejor»

Mariana hizo quimioterapia, radioterapia, perdió todo el pelo y una teta. Su cuerpo estuvo a disposición de la medicina durante un año y medio.  Por eso considera que “es muy gratificante pensar que de lo peor que me pasó en la vida haya surgido lo mejor”.

Es tan difícil hablar de la muerte. Y es paradójico porque no lo hacemos aunque es algo inevitable. Nadie pudo escabullirse de la última despedida. Por eso, asegura Mariana, es importante nombrarla para perderle un poco el miedo.

Mariana Cabrol recorre el país

La artista vivía en Traslasierra -Córdoba- cuando atravesó el cáncer. Y su familia en Buenos Aires. “Hubo mucha tensión al principio y los videos sirvieron para alivianar. Nos relajamos mucho”, recordó y destacó que esa forma de comunicar le permitió hacer catarsis sobre las cosas que le molestaban, como encontrarse con personas que lloraban apenas se acercaban. “¿Por qué me haces esto?”, se lamentaba.

Mariana le pone el cuerpo a este servicio artístico porque después de cada presentación de Mama mía se acercan personas con historias que siempre son emotivas porque conectan con la idea de la muerte. “Estoy aprendiendo a resguardarme porque termino agotada”, admitió.

Mariana está convencida de que hay que hablar más de la muerte

El aprendizaje que entregó el proceso que comenzó en 2020 fue inmenso para la actriz. “Me hizo consciente de la finitud de la vida”, respondió primero. Todos lo sabemos aunque no lo tenemos muy en cuenta. “Pensamos que tenemos todo controlado y de pronto llega un diagnóstico que te dice ‘se puede terminar hoy’”.

Esta consciencia permitió ordenar prioridades en su vida. Dejó trabajos que no tenía ganas de hacer, empezó a ensayar la obra, convocó a Julieta Daga, “la directora más grosa”.  “Somos mujeres súper poderosas que pensamos que lo podemos todo, pero el cáncer te lleva a pedir ayuda”, comentó. Hoy prioriza el disfrute y quitó la idea del “ahora no puedo” por el “podemos todo”.

Para Mariana el cáncer también empodera. Cuando revisa el camino, brota de sus entrañas una inmensa satisfacción por la reacción del público frente a su obra.  “Siento que toda mi carrera en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático y mi recorrido en la comedia de 25 años cobra verdadero sentido ahora con esta obra y estos videos”.