Es psicóloga e hizo la prueba de estar 30 días sin redes sociales ni WhatsApp: «Viví una calma que hace mucho tiempo no sentía»

El celular de la psicóloga Clara Oyuela no deja de sonar por estos días. Arde. La llaman y le escriben con insistencia medios de comunicación de todo el país porque se publicó su libro “Crónicas de una abstinencia”. El experimento despierta mucha curiosidad porque se refiere a nuestro vinculo -en muchos momentos abusivo- con la pantalla siempre brillante y su tentacular tecnología. 

La inquietud por concretar este trabajo nació de un momento especial de su vida, como mujer y madre de Miranda, su segunda hija que tenía, en ese momento, 6 meses. “Tenía muchas dificultades para dormir. Por lo tanto, yo también. Se había transformado en algo insoportable porque me sentía cansada física y mentalmente”, contó y admitió que vinculó su estado al mal que le daba a la tecnología.

“Me di cuenta que no me hacía bien, me angustiaba leer las noticias de los diarios y necesité poner un freno e investigar qué me pasaba. Intuía que poniendo ese freno durante un mes de abstinencia algo iba a pasar. Y no me equivoqué”, señaló entre risas. 

Este experimento comenzó en febrero de 2018 y Clara definió reglas. Debía dejar el teléfono celular apagado en un cajón durante 30 días y podía comunicarse solo por mail o mensajes de texto a través de un teléfono viejo con el que resultaba muy incómodo escribir. Por eso, cada vez que debía enviar un mensaje lo pensaba dos veces. 

Los primeros días del experimento fueron muy incómodos. Atravesó extrañas sensaciones, “era como estar adentro de un sifón de soda”. Luego de algunos días empezó a palpar las bondades del experimento. “Mi ansiedad empezó a bajar muchísimo, y empecé a sentirme más contenta. También estuve más conectada con mis hijas, y al no tener el teléfono, la noción del tempo cambió. Pasaba más lento”, explicó. 

La nueva vida, alejada del celular, le permitió ubicarse en un lugar de observadora del mundo y sus pantallas. Un mundo al que había pertenecido apenas días atrás y le pareció todo “muy ridículo”. Con distancia pudo ver, impactada, cómo todas las personas que esperan en un hospital o se ubican en la fila para ingresar al cine están encorvadas mirando el celular. Todas. 

Cuando finalizaron los 30 días del experimento, sintió nostalgia. “Reconozco igual que no fue fácil, tuve recaídas. Hubo momentos en los que me hice trampa porque me encontré con lo ambivalente de la tecnología”, admitió. Claro, por un lado es algo práctico para resolver temas del trabajo y familiares y por el otro, una forma de alcanzar fácil un terreno nocivo. 

Clara Oyuela

Su experiencia -que está retratada en “Crónicas de una obsesión”- le permitió encontrarse con su versión más equilibrada en el vínculo con la tecnología; “sé que siempre voy a poder volver a ese estado interno que me hace mucho mejor, donde la vida es mucho más linda, tiene una profundidad y sencillez diferente. Vuelvo a ese lugar cuando toco los bordes del abuso”. 

¿Qué perdemos cuando estamos ahogados en la tecnología?. “Yo creo que perdemos la capacidad de soledad y silencio. Yo valoro mucho esas dos instancias para poder criar a mis hijas, sin tantos estímulos porque para mí criar es un acto creativo”, respondió y agregó que como escritora siente que no se puede pensar si no se convive con la soledad y el silencio. 

“Clara se desconecta y ahí nomás, se conecta hacia adentro. Es decir, Clara apaga la comunicación y prende la comunicación. Pone finito el idioma del cuerpo, alerta, en escucha. Y nos cuenta. Y lo que nos cuenta es de este mundo y esta vida y pese a ello, parece ser algo extraordinario. Algo sencillo y extraordinario como el sueño de una mariposa que sorprendida, añora ser oruga otra vez, de ese estilo”, escribió el poeta Rafaél Urretabizkaya en el prólogo del libro.

Cuando comenzó el experimento, Clara estuvo envuelta en un sentimiento de confusión. De a poco todo fue más nítido y agradable. “Es que para mí, lo que nos quita el mal uso de la tecnología es poder estar solos y encontrarnos con los otros de una manera más auténtica”. 

Escucha parte de la entrevista: