“¿Por qué lo hice? Porque estos temas me atraviesan. Desde muy pequeña me sentí siempre restringida por la construcción de lo femenino. Desde la corporalidad hasta la imposibilidad de ser inteligente o viril. ¿Qué pasa cuando sos fuerte o querés tener una voz? Parece que fuera algo errado para una mujer. Todo eso para mí resultó una cárcel de la que siempre quise salir”
Lala Pasquinelli se define “artivista”, una poderosa combinación de artista y activista para cambiar el mundo y sembrar mensaje. Está convencida de que el arte puede resquebrajar los estereotipos de género que oprimen. Por eso decidió en 2015 fundar “Mujeres que no fueron tapa” que para este verano lanzó una original campaña: “Hermana, soltá la panza”.
Decidió darle forma al proyecto de activismo artístico cuando percibió que sus primeras muestras sobre la representación de las mujeres en la cultura masiva tenían una considerable repercusión. “Hice una muestra con tapas de revista con las mujeres que son visibles, con qué cuerpos, cuáles son sus conversaciones. Y mostraba la diferencia de representación entre varones y mujeres. No cambió nada”, comentó.
Lala recordó que la gente se acercó y compartió que pensaban lo mismo. Ese fue el principal impulso para crear Mujeres que no fueron tapa. Empezaron a trabajar en analizar medios, noticias, revistas, redes sociales y con los años fueron sumando más actividades. Hoy desarrollaron un podcast y organizan hace tres años el festival Hackeo de Estereotipos en escuelas de Argentina y Latinoamérica.
“Analizamos y tratamos de desnaturalizar los estereotipos de género que construyen la identidad de las mujeres en la cultura masiva”, definió.
«Mostrar imágenes, hacer circular discursos de una manera diferente puede interpelarnos y pegarnos en el corazón de una manera distinta»
Lala considera que no hubo cambios significativos con el paso del tiempo. Las tapas de las revistas se parecen mucho a las que ella recuerda cuando era adolescente. Inclusive, advirtió que existe un retroceso sobre el rol social de las mujeres. Dice que “ahora vamos a ver más un tipo de mensaje que invita a las mujeres a volver a lo doméstico, a ser amas de casa, al cuidado de las familias”.
En una charla que brindó en Tedx Río de la Plata de la Plata, compartió su trabajo. Señaló que las revistas muestran a las mujeres semidesnudas y con ropa que generalmente no usamos. Ademas, son tan parecidas que podríamos decir que es una sola mujer. Joven, blanca, delgada con una gestualidad hipersexualizada. Su cuerpo aparece dispuesto como un objeto, editado por el photoshop y el bisturí. Aparece hablando de tres intereses: el amor de un hombre, la maternidad y cómo hará para encajar el cuerpo en ese molde.
En cambio, los hombres aparecen vestidos con la ropa que generalmente usan. Son distintos entre sí cuando comparas las revistas. «Los hombres se ven como son, nosotros no nos vemos en las tapas de las revistas», señaló.
Sobre la campaña “Hermana, soltá la panza” dijo que pretende cuestionar el mandato de belleza, “tan incisivo y eficiente. Esa idea de que lo más importante que tenemos para dar al mundo es nuestro aspecto físico”.
Desde el espacio que conduce Lala decidieron lanzar la consigna que reúne imágenes con diversidad de cuerpos en esta época del año, justo cuando las industrias aprovechan este mandato y recrudecen las publicidades que venden pastillas para adelgazar, cremas reductoras y tratamientos de todo tipo.
“Lo hicimos para poner en cuestión esta idea de que hay que tener un determinado tipo de cuerpo para llegar al verano, como si eso fuera algo posible, normal”, contó y agregó que no tiene sentido -aunque está naturalizado- que busquemos un mismo cuerpo cuando existe una amplia diversidad de corporalidades.
Más de 1600 mujeres ya enviaron imágenes con sus panzas para romper con la hegemonía visual y con reflexiones sobre, por ejemplo, cómo influye la pedagogía que reciben sobre el tema. “Fuimos educadas por nuestras mujeres queridas en la idea de ‘esconde la panza, reducila, tapala’”, apuntó. Además del bullying, claro. Considera que las únicas permitidas son las de las embarazadas; “parece que tenemos que pedir permiso para tener panza o explicar por qué la tenemos”.
“¿Por qué ‘artivista’?”. Piensa Lala y responde convencida: “porque mostrar imágenes, hacer circular discursos de una manera diferente puede interpelarnos y pegarnos en el corazón de una manera distinta. Eso nos permite hacer gestos que construyan nuestros mundos. Y eso va construyendo otros mundos”.