Diseñó un baño seco con lombrices para evitar la contaminación en la montaña

Su emprendimiento se llama Redesh y fue uno de los 30 seleccionados por el programa Emprendedores de Río Negro de este año. 

La idea de Walter Gallay nació luego de observar los datos de una investigación sobre la contaminación que generan los desbordados baños externos en el refugio de montaña San Martín, más conocido como Jakob, en San Carlos de Bariloche.

En aquella oportunidad, la ingeniera ambiental a cargo del trabajo se refirió a los beneficios de utilizar los baños secos para frenar este impacto negativo en el lugar. Dijo que se podían conseguir en Europa. “En ese momento dije que yo podía fabricarlos y lo hice”, señaló Walter. Para eso contó con la asistencia de varios profesionales.

Walter contó que su creación consiste en un baño seco que separa de manera mecánica la orina de las heces para lograr un tratamiento efectivo. Para eso el proceso contempla el lombricompostaje. “Hay que recuperar lo sólido que tiene los patógenos y pasarlo por un cartucho con lombrices que convierten en tierra en unos 6 meses”, explicó.

“Hay que recuperar lo sólido que posee los patógenos y pasarlo por un cartucho con lombrices que convierten en tierra en unos 6 meses”

El artefacto resiste temperaturas muy bajas para que “las lombrices puedan hacer el trabajo más duro”. Dijo que los experimentos demostraron que tienen una gran capacidad de supervivencia. Y los cartuchos que diseñaron tienen distintas capas de aislamiento. Además, se ubican dentro del cubículo del baño que contribuye para hacer frente a las bajas temperaturas que imperan en la montaña.

Según un estudio, en un refugio de montaña se generan unos 250 mil litros de aguas residuales por año, si se cuentan los baños y cocina. “Es una problemática en varios refugios como en otros espacios naturales”, lamentó.

Sobre el costo para realizar estos baños ecológicos, Walter mencionó que es de aproximadamente 250.000 pesos y que los elementos que se utilizan deben ser duraderos. Utilizan acero inoxidable. Apuntó que el costo para traer este tipo de baños desde Europa es de 3.000 euros.

“Evitamos el uso de agua y no se produce contaminación. Del lombricompostaje de las heces se obtiene un producto estabilizado que puede ser incorporado nuevamente al suelo”, destacó. El próximo paso será trasladar uno de los baños al Jardín Botánico de El Bolsón que servirá para realizar una investigación sobre su rendimiento junto a personal del INTA.