Desarrollaron un equipo que convierte el agua de mar en potable

Un equipo de investigadores del CONICET desarrolló una tecnología de desalinización de agua de mar con un impacto ambiental diez veces menor que las tecnologías más estándares. Además, aseguran que podría funcionar con hidrógeno verde y así reducir aún más el impacto.

El científico Adrián Brunini comentó que se involucraron en el tema a raíz de la escasez de agua que sufren localidades costeras como Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia en la Patagonia. «Quisimos ver cómo podíamos aportar un granito de arena a este inmenso problema», señaló.

Según datos oficiales, el 97% del agua es salada en el mundo y el 2,5% se considera dulce (el 0,5% se encuentra en depósitos subterráneos y el 0,01% en ríos y lagos). Solo 0,007 % del agua en la Tierra es potable.

El científico explicó que el equipo que fabricaron funciona copiando el ciclo natural del agua. Se calienta a una temperatura moderada -entre 80 y 90 grados- para luego ponerla en contacto con aire seco que inmediatamente se humedece. Entonces el aire húmedo pasa por un dispositivo que condensa la humedad y logra así agua pura. «Puede ser utilizada para consumo humano, usos agrícolas o industriales».

Uno de los puntos claves del desarrollo para Adrián está en el calentamiento del agua. «Hay que poner atención en disminuir el impacto ambiental. Por eso se puede calentar con energía solar o, como proponemos, utilizando hidrógeno verde porque solo produce vapor de agua, ningún gas de efecto invernadero».

El equipo creado por CONICET

El equipo del CONICET realizó el prototipo que permite concretar los modelos teóricos que fueron publicados en una revista internacional. Esto permite -apunta Adrián- tener todas las herramientas para escalar a las dimensiones que sean necesarias.

Sobre este punto consideró que es una tecnología adecuada para pequeñas y medianas localidades, específicamente para zonas rurales, alejadas de los grandes centros urbanos y con dificultades para el acceso al agua potable. «No necesariamente que sea salada, también puede ser salobre y contener sales indeseables para el consumo humano».

El objetivo de Brunini es mejorar el rendimiento de su creación. Considera además que «tenemos que desarrollar la tecnología necesaria no solo para producir el hidrógeno, sino también para utilizarlo».