Adolescentes pasaron cuatro días sin celular: «El experimento fue poner el cuerpo a una problemática»

Clara Oyuela es psicóloga y autora del libro Crónicas de una abstinencia, en el que vuelca la  particular experiencia de pasar 30 días sin redes sociales ni WhatsApp.

Su trabajo de hurgar en esa relación no se detuvo ahí. Avanzó en trasladar el desafío a alumnos de 16 años. La consigna fue estar 4 días sin celular y las reacciones fueron movilizantes.

La iniciativa se llevó adelante en un establecimiento educativo de San Martín de Los Andes, en Neuquén. “Como docente les propuse ponerle el cuerpo a una problemática que nos atraviesa a todos por igual. Aparecen otras cosas distintas a cuando solo vemos la teoría”, contó Clara.

Durante cuatro días se distanciaron del celular. Solo podían comunicarse por mail o mensajes de texto. Hubo casos particulares que se contemplaron para romper la regla general. Podían tener el celular prendido pero debían quitar todas las aplicaciones. Para Clara, el objetivo fue que tomen registro en este proceso de abstinencia física y emocional.

Apenas Clara compartió la iniciativa, hubo reacciones de todo tipo. Algunos pretendieron rendirse antes de empezar y otros asumieron la consigna como un desafío. Algunas nubes de resistencia transitaron el aula ante la original propuesta.

“Aparecieron muchos registros, desde cuestiones de manifestación física como que tiemblen las piernas o que las manos transpiren…”, recordó y agregó que se encontró con expresiones del tipo: “no aguanto más este sufrimiento”. También reconocieron que pudieron descansar mejor y que tenían más energía. “Mi papá me dijo que estoy más inserto en la familia, que estoy más contento”, fue otro de los frutos expresados de la experiencia.

Clara hizo la misma experiencia con adultos, con 20 padres y madres de una escuela a raíz del planteo de los hijos -de 7 a 10 años- que observaban a sus padres pasar mucho tiempo con el celular. Dice que las conclusiones fueron similares a las que surgieron de los alumnos. “Una de las madres me dijo que estuvo más atenta a hidratarse. Estamos hablando de algo que tiene síntomas de adicción. Hay que seguir investigando”, comentó.

Para la psicóloga, esta adicción debería considerarse como un tema de salud pública. Hace un tiempo se unió a uno de los equipos de Municipio Saludable de San Martín de los Andes. El equipo que se ocupa de intervenir y diagnosticar problemáticas en la comunidad, había detectado que uso del celular como tema primordial. Casualmente, Clara estaba explorando el mismo terreno.

“Tenemos que tener datos científicos que puedan avalar lo que intuimos nos pasa como sociedad”, señaló y agregó no es conveniente dar por sentado que nuestros hijos e hijas van a tener que continuar por este camino. Definió que, en definitiva, “se trata de cuidar a las niñeces y adolescencias”.

Clara quiere responder a la pregunta sobre cuál es la edad indicada para que una persona acceda al primer celular, considerando todo lo que conlleva el desarrollo emocional, psicológico y físico. No es lo mismo que tenga 9 o 16.

“Naturalizamos acciones que después, en las consecuencias, nos muestran que tienen muchos efectos. Y tenemos que hacernos cargo de esos efectos”, concluyó.