Utilizan material reciclado para aislamiento térmico de bajo costo en colonia agroecológica

César Villanueva se muestra atraído por la idea de buscar alternativas a productos que demandan mucha energía, son costosos y altamente contaminantes. Es coordinador del área de reciclado de la cooperativa Sol Plat, en La Plata.

A raíz de su trabajo, observaron que el telgopor significaba un problema complejo. La recolección no era provechosa porque ocupa mucho lugar y pesa muy poco.

Contó que la experiencia de darle un uso mejor a ese residuo nació en la construcción de una vivienda de emergencia de buena calidad que se realizó junto a la Universidad de La Plata y Conicet en la colonia agroecológica de Tapalqué, en la provincia de Buenos Aires. También se realizó la prueba en casas de emergencia de Luján.

“Molimos el telgopor, agregamos cemento y generamos esas placas que permiten reemplazar lana de vidrio, que es un aislante muy costoso”, contó César y destacó que, además, tienen prestancias térmicas y acústicas mejores.

El trabajo de la cooperativa se llevó adelante con la arquitecta e investigadora del CONICET, Graciela Viegas. Ella se dedica a estudiar la aptitud energética ambiental urbana y junto a un equipo de profesionales desarrolló Poncho, estas placas que sirven para el aislamiento térmico-acústico alternativo de viviendas en barrios vulnerados.

Las placas son de 30 centímetros por 1,20, una medida -apuntó César- moldeable a distintos sistemas constructivos. Con el financiamiento del Ministerio de Desarrollo de Nación pudieron comprar maquinaria que permitirá el aumento en la producción. “Por ejemplo, en Tapalqué son siete las casas que se están construyendo. Ahora vamos a poder cubrir a todas”, apuntó.

César Villanueva

Un punto importante en el proceso es la recolección del telgopor. César contó que en La Plata se realiza la separación entre el residuo que va a enterramiento y el resto que se destina a las plantas sociales que se ocupan del reciclado. Son tres cooperativas que realizan este trabajo.

Comentó que Olavarría y Azul también se trabaja en un esquema similar. “Nos abrió la cabeza para otras experiencias con materiales reciclados que solo acopiábamos, enfardábamos y comercializábamos para la industria. Vimos que hay otras opciones, como ladrillos con materiales reciclados para pozos de baño”, contó.

César está entusiasmado y convencido de que se trata de poner ciencia y cabeza para descifrar cuáles son las alternativas a los productos que generan hoy un impacto ambiental y social.