Creó un packaging sustentable a base de hongos que reemplaza el telgopor

“Mis abuelos estuvieron siempre comprometidos con la naturaleza. Y mis padres reciclan, hacen las botellas de amor con los desechos de plástico”, cuenta orgullosa y consciente de sus raíces la bióloga entrerriana Ayelén Malgraf, responsable del emprendimiento salteño Fungipor.

El emprendimiento nació de otro que tiene Ayelén en la localidad salteña de Cerrillos, Hongos del Valle. “Cultivamos hongos comestibles, girgolas y shiitakes, y vimos que cuando descartábamos los bloques de producción quedaban muy duros, con forma de ladrillo”, describió. Entonces la curiosidad avanzó y comenzó a revisar trabajos científicos referidos a cómo el micelio del hongo y el descarte de la agroindustria podían utilizarse para agromateriales.

La emprendedora señaló que cuando los rastrojos agrícolas se mezclan con el micelio de los hongos se consigue un material ignífugo y aislante térmico. Contó que usan paja de poroto que se cultiva en los campos Güemes y que queda desperdiciado. Como necesitan rotar la tierra para otros cultivos, lo queman. «Y ahí hay una contaminación en el ambiente, por eso nos parece bueno empezar la producción cerca de los productores de poroto”, comentó.

En 2018 comenzaron los primeros ensayos. “Hacemos una especie de masa con parte del hongo y el sustrato. Eso se incuba durante 25 días y se vuelve a desarmar en moldes que son reutilizables”, contó y agregó que luego, durante 15 días más de incubación se arman los bloques. Están haciendo macetas compostables y esquineros.

“Cultivamos hongos comestibles y vimos que cuando descartábamos los bloques de producción quedaban muy duros, con forma de ladrillo”

Fungipor fue seleccionado por Emprendé ConCiencia, un programa que acompaña emprendimientos que buscan resolver de manera innovadora alguna problemática social o ambiental. “Nos ayudó a salir del laboratorio”, apuntó la emprendedora de Cerrillos, y aseguró que la experiencia fue enriquecedora.

La iniciativa tiene como impulso la idea de reemplazar el telgopor y los plásticos de un solo uso. Cada vez son más las ciudades en el mundo que prohiben el poliestireno extendido (telgopor). El material provoca serios daños cuando ingresa a los ecosistemas marinos.

Según el profesor de Biología Marina de la Universidad de California, Douglas McCauley, el poliestireno genera dos clases de problemas para los animales marinos: mecánicos y biológicos. Comentó que «con mucha frecuencia encontramos poliestireno en los intestinos y eso provoca bloqueos que pueden ser letales». 

El proyecto de Ayelén está orientado a la industria del packaging, aunque -acotó- también puede aplicarse a la industria del diseño o a la construcción. Comentó que este último punto despertó especial interés de los inversores que desean sumarse al proyecto. En el camino se vislumbran las siluetas de nuevos desafíos.


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