SonRisas, un proyecto solidario para la inclusión social de miles de niños y niñas

Martín es testigo hace muchos años de cómo una parte de la sociedad forma parte del sistema pero sin lugar real. La dura composición tiene pobreza, exclusión, derechos vulnerados, deserción escolar y falta de alimentación. Todo eso. 

Hace 18 años, Martín Ferreira, junto a un nutrido grupo de personas, busca modificar ese cuadro. Es fundador de SonRisas, la asociación civil sin fines de lucro que enfoca su trabajo en niños y niñas afectados por la pobreza y la exclusión en distintos barrios de Esteban Echeverría. 

En 2021 recibió el premio Abanderados 2021 por su labor solidaria entre más de 700 postulados por la gente.

“Es un espacio colectivo de lucha y transformación cotidiana que busca generar un marco para una infancia digna y una adultez con oportunidades”, definió y destacó que hay mucho amor puesto en esta tarea social. Les gusta que las personas que trabajan en SonRisas sean promotores de esperanza porque está convencido que se puede transformar la realidad. 

Martín Ferreira

Martín contó cómo fue el inicio de esta historia solidaria. Estaba trabajando en un country en Esteban Echeverría cuando alguien propuso asistir a un barrio para realizar una tarea social. “Levanté la mano sin pensarlo. Nunca imaginé que eso se iba a convertir en el sentido de mi vida. No sé muy bien por qué lo hice, pero acá estamos”, dijo sonriente. 

Más allá de la satisfacción que provoca cada paso en la organización, admite que la tarea no es fácil y el camino está repleto de resignaciones personales. Dice que debió desbaratar zonas de confort en más de una oportunidad. “No me siento víctima, para nada”, aclara. Pero prefiere no ‘romantizar’ el esfuerzo que exige este trabajo. 

“Está la idea de que ayudar hace bien. Y no siempre hace bien. Hay momentos muy difíciles, tenés impotencia muchas veces. Si fuera tan lindo seríamos muchos más y viviríamos en un mundo mejor. Por suerte los resultados concretos te sostienen”, comentó. 

La sonrisa de los niños

Hoy SonRisas asiste a 1200 chicos y chicas de forma directa en tres centros sociales: Lauda, Pantano y Las Chacritas. Además hay 450 adultos que integran cursos, capacitaciones o espacios de trabajo con una contraprestación comunitaria. “Hacemos intercambio de tarea comunitaria por alimentos”, explicó. 

También hay 80 comedores y merenderos que trabajan en red con todas las organizaciones que están en territorio luchando por la comida diaria de vecinos y vecinas. Son 25.000 las personas beneficiadas por esta tarea. 

En cuanto a las herramientas que desarrollan, Martín comentó que cuentan con un dispositivo de educación que está especialmente diseñado para barrios vulnerados. Es que -explica- hay chicos y chicas que pasan de grado sin saber leer y escribir. Para eso tienen un programa de alfabetización. También sucede que no encuentran vacantes en jardines públicos, entonces SonRisas garantiza jardines comunitarios en los centros sociales. 

Cuentan con asistencia de docentes

Además, destacó el trabajo que hacen en torno a las actividades deportivas, recreativas y culturales. Todo lo que hacemos, subrayó, está atravesado por los derechos de la infancia. 

Martín comprendió en todo este tiempo que el camino tiene diversas complejidades. Se necesitan recursos para poder garantizar el trabajo de los docentes. También hay obstáculos vinculados a la falta de empatía o a los prejuicios con los que son recibidos. “Las soluciones no son tan simples, a veces reflexionamos de forma lineal y los procesos son mucho más complejos de lo que imaginamos. Cada persona tiene su vida, su cotidianidad”, reflexionó. 

En junio participó de un congreso en Jerusalem, organizado por ROI Community. Fue uno de los 150 lideres sociales -de entre 20 y 40 años de 30 países- seleccionado para la capacitación.

Está claro que el camino de zamarrear el sistema para garantizar más dignidad a muchas personas no es sencillo. Está repleto de raspaduras. “También hay cosas hermosas”, aclaró rápido y contó que cuando ves las transformaciones en las infancias te genera una inmensa alegría. “Yo me emociono cuando hablo de mi trabajo. Y cuando me encuentro con mis amigos, no me cuentan sus tareas con la pasión que yo conozco. Eso también lo veo. Acá hay sacrificio, trabajo y mucho amor”. 

Escuchá parte de la entrevista radial