“Hay una vuelta al contacto con la naturaleza”: La green influencer que fomenta las huertas en casa

“Para mí es como un mundo paralelo”, define Juana sobre la especial conexión que sucede cuando sus manos se integran a la tierra. Los dedos se conectan al suelo y el tiempo es otro. Distinto.

Juana Guimarey es la creadora de La Juanita huertas, un emprendimiento que nació con la idea de fomentar las huertas en casas. La joven de 27 años estudió agronomía y es una green influencer que acumula más de 178.000 seguidores en Instagram.

Para ella, la huerta está integrada a la composición de su vida desde muy chica. Aunque a medida que fue creciendo vio que eso no era natural para todos. “Y no solo por la falta de espacios físicos, sino también por falta de conocimiento”, comentó. Los primeros pasos en la carrera de agronomía y el impulso de su tía Caro la animaron a imaginarse el emprendimiento.

Juana tenía los saberes que había compartido su papá y las primeras herramientas que brinda la facultad. Sus amigas no confiaron en la idea. “Ahora está más de moda por la pandemia pero en ese momento mis amigas me decían ‘¿quién va a querer que le hagas una huerta?’”, recuerda, se ríe y aclara: “No me importó porque amo lo que hago. Y eso es un plus”.

El inicio de La Juanita huertas no fue ideal. Se equivocó en el presupuesto del primer cliente y tuvo que ir a la casa de sus padres a pedir el dinero para cumplir con el trabajo. Fíjate que no te vuelva a pasar, le dijeron con inmenso cariño y realismo.

Para Juana la conexión con la naturaleza es ingresar a un mundo paralelo. Es una terapia que le permite pasar horas sin darse cuenta. Mantiene los recuerdos intactos de su papá cuando se levantaba muy temprano los fines de semana para dedicarle horas a la huerta con el sonido de una pala que nunca se cansaba.

“Estamos tanto tiempo conectados al teléfono o a la computadora que tener una actividad al aire libre en familia, y que además, después sea tu alimento, no se compara con nada”

Para ella, la huerta tiene que encender una actividad familiar. Cada uno con su tarea, así era en su casa. Cuando preguntaban qué iban a comer, la respuesta estaba en la huerta. “Con tanta tecnología estamos tanto tiempo conectados al teléfono, a la computadora que tener una actividad al aire libre en familia, y que además, después sea tu alimento, no se compara con nada”, comentó.

La huerta necesita ser cuidada, aclara, «si no estamos dispuestos, mejor no empezar». Hay gente que no la inicia  porque no tiene un jardín grande. Para Juana esa idea tiene pinta de excusa. “Es que en realidad, en cualquier lado podemos tener. Podemos tener una maceta con menta que me va a permitir hacerme un té. Y esa conexión será especial”.

La pandemia fue un impulso para la proliferación de huertas. Durante los primeros meses nadie quería salir de sus casas y es probable -dice Juana- que se trate de una moda, “pero que vino para quedarse”. Hoy es más frecuente encontrarse con el interés de niños y niñas de querer saber de dónde vienen las frutas y verduras.

Tener una huerta en casa es también una garantía sobre la calidad de los productos que comemos, “porque se sabe que hoy es difícil conseguirlos sin residuos de agroquímicos o pesticidas”.

“Hay una vuelta a estar en contacto con la naturaleza. Somos seres naturales y necesitamos de la naturaleza para poder vivir”, dijo y agregó que es importarse recordar para qué comemos. O al menos, repensarlo.

Juana siente la obligación de impulsar a otros emprendedores. Ella tuvo el acompañamiento de su familia, aunque en un principio otros desconfiaron del éxito de la iniciativa. Por eso, dice que “si confían, vayan por eso. Todo lo que hagan con amor y dedicación va a dar sus frutos”.

Escucha parte de la entrevista radial 


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