Inventan una máquina que produce agua potable “de la nada” en el desierto

Juan Veiga atesora de forma especial el cumpleaños 80 de su papá. 

El abogado es director de Aquaer, una empresa que fabrica en Estaña generadores de agua potable por condensación del vapor, diseñados para trabajar -incluso- en climas desérticos con temperaturas de más de 50 grados, como en Estehard, Irán.

Su padre, Enrique, es el creador de la máquina que obtiene el agua “de la nada” con el apoyo de una instalación frigorífica. “Además de ser un genio, es ingeniero frigorista”, define orgulloso Juan desde Sevilla. Contó que la tarea de Enrique fue estudiar cómo se podía aplicar la condensación de los evaporadores de las cámaras frigoríficas en el desierto.

Dos años tardaron en tener la máquina construida y certificada por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Los generadores que fabrican pueden generar 50 litros diarios y también lo hacen para un consumo de hasta 15.000.

Los generadores están en distintos lugares del mundo, en campos de refugiados en el Líbano, en Colombia, Chile, el desierto de Sahara, en Irán. También en minerías y petroleras.

Enrique Veiga

La familia Veiga siente una especial responsabilidad por la esencial función que cumple el generador en comunidades que tienen dificultades para acceder al agua potable. Juan asegura que primero les importó ayudar a la gente, “por eso nos involucramos en proyectos humanitarios. Cuando ves que chicos mueren por falta de agua, te impacta mucho”. 

«Cuando ves que chicos mueren por falta de agua, te impacta mucho”

Son muchas las postales que guarda Juan de los lugares donde ya está funcionando la invención de su padre. Una sucedió en Colombia, cuando viajó para realizar un mantenimiento y vio que la gente tenía un recipiente que en su exterior decía “5 litros”. “Tenían el agua asignada por día para beber, por familia. Me di cuenta que no podía fallar de ninguna manera, la máquina tiene que ser perfecta”, contó.

“Todos vimos alguna vez gotear un aire acondicionado, nosotros forzamos ese principio físico durante 24 horas bajando la temperatura hasta su punto de rocío por medio de una extracción frigorífica y una serie de intercambiadores”, explicó sobre el funcionamiento de los generadores y agregó que, cuando la calibran, empieza a caer el agua como si fuera lluvia. Cuenta que la gente aplaude cuando sucede y para él, es una inmensa recompensa. 

Esta invención no necesita tener una fuente de agua cerca, es capaz de obtener la -incluso- en medio del desierto más remoto. La empresa se ocupa del plan completo, por lo tanto utilizan el tipo de energía que se adapte mejor al lugar. Recordó que hace unos días la generaron con los restos de la basura que se genera en los barcos y una caldera. Se puede aprovechar el calor residual, biomasa o energía eólica. “Cada caso tiene una solución diferente”, apuntó.

El objetivo de la empresa es ser cada vez más robusta y lograr cumplir los objetivos comerciales, aunque la tarea social es un pilar fundamental. Juan recuerda siempre las lágrimas de Enrique cuando un campo de refugiados le cantó el feliz cumpleaños para los 80: “Es precioso eso, te llena”.

Escucha parte de la entrevista a Juan Veiga


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