Por Daniel Pardo
Desde Querétaro, Leonardo Rico ha desarrollado junto a su padre, Sergio, una innovación mexicana que podría cambiar el futuro de la agricultura: Lluvia Sólida, un producto a base de polímeros que permite hidratar las plantas durante semanas sin necesidad de riego constante.
La idea surgió cuando Leonardo, ingeniero en electrónica, buscaba soluciones para enfrentar la escasez de agua en México. “Hay tecnologías de riego por goteo o aspersión, pero la mayoría del agua no se queda donde realmente se necesita: en la raíz”, explicó.
Observando este problema, padre e hijo idearon un producto inspirado en los materiales superabsorbentes utilizados en los pañales desechables, pero adaptado para su uso agrícola. “Ojo, no usamos pañales”, aclara entre risas. “Desarrollamos un polímero biodegradable, seguro para las plantas y el suelo”.

El producto tiene forma de polvo granulado y está compuesto por un polímero superabsorbente (SAP), capaz de retener hasta 400 veces su peso en agua. Cuando se mezcla con la tierra, este polvo se convierte en un gel que permanece en la raíz, liberando humedad de forma gradual según las necesidades de la planta.
“El ciclo puede repetirse por años”, dice Rico. “Después de liberar la humedad, el polímero vuelve a su forma original y se rehidrata con la siguiente lluvia o riego, funcionando durante hasta siete años según el uso y las condiciones”. Además, no deja residuos tóxicos y es completamente biodegradable, lo que lo convierte en una solución sostenible frente al cambio climático.
Pese a sus beneficios, Lluvia Sólida ha enfrentado barreras culturales. “Muchos agricultores me llamaron brujo, no podían creer que una planta pudiera vivir sin riego directo”, relata. Según Leonardo, la principal dificultad ha sido cambiar la mentalidad de quienes siguen métodos heredados de generación en generación.

Por este motivo, el equipo ha centrado sus esfuerzos recientes en zonas urbanas, donde han encontrado mayor apertura y disposición a probar nuevas tecnologías. “Algunos productores ya sienten los efectos del cambio climático. Otros todavía no lo reconocen”, comenta.
A pesar de las dificultades iniciales, el proyecto ha ganado reconocimiento dentro y fuera del país. “No tenía perfil de empresario. Cometí errores, cerramos una vez, incluso sufrí una estafa”, recuerda Leonardo. Sin embargo, la perseverancia dio frutos: hoy, la empresa está establecida desde hace más de siete años.
Lluvia Sólida ha despertado interés internacional en países como Costa de Marfil, Ecuador y Chile, donde ya se negocian distribuciones. Además, la innovación ha sido premiada y destacada por medios internacionales.

Un proyecto con impacto humano
Más allá del éxito comercial, lo que más motiva a Leonardo son los testimonios. “Me escriben diciendo que les ha funcionado, que quieren más. Esos correos me impulsan a seguir adelante. Es un proyecto muy bonito y muy necesario”.
Con Lluvia Sólida, este emprendedor mexicano no solo ofrece una solución tecnológica, sino también una propuesta para repensar cómo usamos el recurso más vital del planeta: el agua.