Por Daniel Pardo
Lo que comenzó como un viaje de celebración por la graduación universitaria terminó convirtiéndose en una misión ambiental a gran escala. Karsten, Georg y Moritz, tres jóvenes alemanes, eligieron Vietnam para festejar el egreso de Karsten de la Facultad de Derecho. Al llegar al departamento que alquilaron frente al río Mekong, quedaron impactados por el nivel de contaminación plástica que cubría las aguas. Esa imagen fue el punto de partida para una transformación personal y colectiva: decidieron actuar.
En 2019 fundaron Plastic Fischer, una empresa social alemana dedicada a combatir la contaminación plástica en los ríos, una de las principales fuentes de residuos que llegan a los océanos. Según estudios internacionales, el 80% del plástico marino proviene de ríos, desagües y zonas costeras, lo que convierte este enfoque en una estrategia clave para mitigar el problema global.
Christian Lombardi, venezolano radicado en Londres desde hace 15 años y actual Marketing Manager de Plastic Fischer, acompaña el proyecto desde sus inicios. “Tenemos una visión integral sobre la contaminación en los ríos. Nuestro objetivo es capturar el plástico antes de que llegue a los océanos. Para eso diseñamos un sistema de barreras flotantes, autorregulables con las corrientes. Es una tecnología sencilla, de bajo costo, pensada para poder aplicarse en cualquier país del mundo.”, contó.

El sistema no solo apunta a la recolección de residuos flotantes, sino que también genera empleo local. Las operaciones actuales se desarrollan principalmente en India e Indonesia, donde se contrata personal a tiempo completo, con salarios justos y condiciones de trabajo dignas.
Prototipo en acción: del Mekong al Citarum
Tras la experiencia en Vietnam, los fundadores se trasladaron a Bandung, en la isla de Java, Indonesia, cerca del río Citarum, considerado uno de los más contaminados del planeta. Allí pasaron seis meses desarrollando un prototipo capaz de lidiar con los altísimos niveles de residuos plásticos. Durante la pandemia de COVID-19, aprovecharon el tiempo para perfeccionar ese diseño inicial.
Hoy, los planos y manuales de construcción de las barreras están disponibles de forma abierta y gratuita en su sitio web, con el objetivo de fomentar la réplica del modelo en otros países.

Instalar las barreras es solo el comienzo. El trabajo requiere mantenimiento, recolección y clasificación de los residuos. “Coordinamos con organizaciones locales y municipios para garantizar que el sistema funcione correctamente”, explicó Christian. Además, resaltó que hay que estar preparados para fenómenos climáticos extremos, como las inundaciones, que ponen a prueba la infraestructura instalada.
El material recuperado se clasifica en centros especiales, donde se separan residuos reciclables, orgánicos, vidrio y otros desechos. “En los ríos aparece de todo. Y en las ciudades sin sistemas formales de recolección de residuos, las personas muchas veces recurren a estos espacios que generamos”, añadió.
Una causa urgente y global
La contaminación plástica es una de las crisis ambientales más graves. Cada año, entre 8 y 12 millones de toneladas métricas de plástico llegan a los océanos. Según datos de las Naciones Unidas, el mundo produce más de 400 millones de toneladas de plástico por año, pero solo el 9% se recicla.

“En los lugares donde operamos, quitás la capa superior de residuos y debajo hay cinco capas más de plásticos. Es una batalla ardua y, lamentablemente, no todos los países la consideran una prioridad”, señaló Lombardi. “Muchas personas todavía no entienden la magnitud de esta emergencia.”
Plastic Fischer, que comenzó con apenas dos personas, hoy cuenta con un equipo de 70 trabajadores. Ya tienen planes para expandirse a cinco nuevas ciudades en 2025. “Sabemos que necesitamos multiplicar esta tarea por 100 o 200 veces más para lograr un cambio real. El desafío es constante”, concluyó Christian.
Además del impacto ambiental, la experiencia también transformó la perspectiva de quienes forman parte del proyecto: “Hoy tengo un enfoque medioambiental en todo lo que hago, incluso en mi trabajo de videografía y fotografía”, confesó Christian.