Adoquines ecológicos: reconocen a docente por un método que busca darle protagonismo al alumno

(Por Daniel Pardo) “Lo que aprendimos fue enorme”, dice convencida la docente de Gálvez, en Santa Fe, Mariela Guadagnoli. Ella fue responsable de una destacada experiencia educativa que se conoció fuera del país. Una historia de adoquines ecológicos llevó a Mariela a convertirse en una de las 50 docentes de todo el mundo  seleccionadas por la Fundación Varkey para participar el año pasado del Global Teacher Prize, conocido como el Nobel de Educación.

Mariela transmite pasión cuando describe el proyecto que cambió su vida. La docente aplica una innovadora metodología basada en la generación de proyectos junto a los estudiantes. “Se pone al alumno en un lugar protagónico, en el de mayor importancia”, explicó. Y eso transforma los espacios, las aulas y la manera de aprender.

El desafío fue trasladado a los alumnos y alumnas de la Escuela Profesional Nro. 456 Hipólito Yrigoyen que debían detectar un problema concreto de la comunidad y elaborar con ingenio una respuesta. El proyecto se empezó a tejer con la vocación grupal de transformar su realidad.

Gálvez es una ciudad que por su dimensión permite que la mayoría de los estudiantes se trasladan en bicicletas a sus escuelas. Y el recorrido a la Hipólito Yrigoyen que realizan a diario requería ser mejorado. Para comenzar, contemplaron la normativa local exige adoquines en las calles del centro. “Entonces pensamos en adoquines ecológicos”, sintetizó Mariela. La iniciativa cautivó inmediatamente a los alumnos que acercaron alternativas de descartes, como plástico molido. Innovaron y generaron un producto que no existe en el mercado.

En 2019 se involucraron en una iniciativa de CONICET. Fueron invitados a participar en Concursol, un concurso para crear equipos de uso social que funcionen con energías renovables. Entonces el desafío fue aportar a los adoquines características descontaminantes del aire. “Le pusimos un químico en su carpeta, entonces, por presencia del sol y por fotocatálisis descontamina el aire”, explicó.

El camino no fue simple, porque había mucha química en el proyecto y “yo no sabía nada, todos nos pusimos a investigar”. Para ella fue valioso reconocer que lo más importante es tener la vocación de aprender y no tener miedo a no saber. “El error no tiene que ser un castigo, es parte del proceso. Yo aprendí muchísimo de ellos”, dijo.

El aprendizaje basado en proyectos es una metodología que exige una instancia de investigación y planificación. Mariela observó que esa fue la parte que más exigente para los estudiantes “porque ellos enseguida quieren hacer”.

Una vez que se dieron cuenta que podían tomar decisiones y que cada opinión tenía peso, se involucraron de lleno. “De hecho, a mitad de año ya habíamos dado todos los contenidos del año y empezamos a incluir material universitario”, comentó.

El trabajo sobre los adoquines ecológicos recorrió el mundo. Sus autores fueron invitados a exponer el proyecto que avanza y se ramifica porque ahora se vincularon con el Municipio de Gálvez para constituir una cooperativa de trabajo. “Es una posibilidad para los jóvenes que egresan, y para personas que están desempleadas”, explicó Mariela y agregó que también avanzaron sobre las veredas comunitarias. Significa que los vecinos de los barrios con mayores carencias económicas pueden fabricar sus adoquines en los talleres que brindarán los alumnos.

________________________________________________________________________________

También te puede interesar: 

“Amo este espacio, pero no quiero que exista”: profesor premiado en el mundo por su lucha contra la mortalidad infantil