Paula Estrada salía hace 15 años del consultorio del oncólogo. Hablaron sobre los detalles del tratamiento que iba a afrontar. Entre tantas cosas, le dijo que se le iba a caer el pelo y quedó impactada. “Este hombre no me conoce. No sabe de lo que soy capaz”, pensó apenas se despidieron.
Paula recibió el diagnóstico de cáncer de mama con metástasis en ganglios en 2009. Fue una noticia impactante. «No entendía nada porque no había tenido a alguien cercano con la enfermedad”, recordó en el programa Pausa que conduce Vivian ‘Lulú’ Mathis. Su hija tenía 9 años en ese momento.
Cuando el oncólogo le dijo que iba a perder el pelo con el tratamiento decidió hacer algo al respecto. Siempre se consideró una ‘inventora de alma’, por lo que ya contaba con la llave para encontrar una respuesta. El primer paso fue buscar información y descubrió un estudio que estaban haciendo con cobayos en Holanda. Para escaparse de la medicación que le inyectaban, se recostaban sobre el lado más frío de la jaula y no perdían el pelo.
Entonces Paula empezó a bosquejar alternativas que puedan sostener el frío sobre el cuero cabelludo. Su hermano le sugirió probar con geles fríos que se utilizan con frecuencia en el mundo del deporte. “La medicación llega hasta los folículos del pelo que congelas. Tenía que lograr que toda mi cabeza esté cubierta por el frío”, explicó. El objetivo de Paula era tener el casco frío terminado para el inicio de la quimioterapia. Y así lo hizo.
Para ella no se trata solo de una cuestión estética. “Estos cascos vinieron a cambiar el mundo de las personas que están en un tratamiento oncológico. Muchas personas no inician el tratamiento por miedo a perder el cabello”, señaló.
Después de la segunda sesión de quimioterapia, Paula se encontró con su médico que le preguntó si estaba haciendo el tratamiento porque el pelo estaba intacto. “Fue a ver los cascos porque no lo podía creer. Solo se me cayeron las pestañas y cejas”, destacó.
Llegaba para cada sesión con la conservadora que contenía los cascos fríos. El personal del Sanatorio Mater Dei, lugar donde se llevaba adelante el tratamiento, la llamaron La Hormiga Atómica.
Para Paula es fundamental que no exista un ‘cartel’ que te recuerde que estás atravesando una enfermedad. “Es muy importante verte y no tener presente que algo te está pasando. Yo vivo una vida normal. Me gusta mirarme al espejo y que me devuelva una imagen de salud”.
Más allá del desafiante camino que tuvo que transitar con 18 cirugías y una muerte clínica, Paula dice convencida que su vida es maravillosa. Durante estos años se dedicó a estudiar y entender la importancia de los pensamientos. Por eso le da importancia a las cosas lindas que tiene su vida. “El pensamiento positivo cambia nuestra química corporal. Esto está probado. Yo tengo tantas cosas hermosas en qué enfocarme”, destacó.
Quimio con pelo (www.facebook.com/quimioconpelo.com) es una red que se expandió a 10 países y permite que los cascos fríos puedan aplicarse a las personas que lo necesitan. Además, cuentan con un grupo de WhatsApp para compartir experiencias y acompañar emocionalmente los procesos. “Siempre pienso en dar”, dice Paula y se emociona.
“Es importante que podamos hablar de lo que nos pasa, de lo que nos duele y nos molesta. Yo jamas doy un mensaje desde la bronca. De hecho no me gusta que me digan guerrera porque yo no lucho contra nadie. No peleo con la enfermedad, la acepto. Abrazo y amo la vida”.