Por Lorena Direnzo
Hasta hace unos años, solo se veían una o dos ballenas por temporada desde las costas de Mar del Plata. Era un espectáculo que solo podían disfrutar quienes casualmente estaban en la playa. Sin embargo, en los últimos años empezaron a observarse cetáceos con más frecuencia.
Además, hay más ejemplares que permanecen en las costas por más días. ¿Cómo registrarlos en detalle? A una doctora en Ciencias Biológicas, Agustina Mandiola, se le ocurrió poner en marcha un canal de WhatsApp a través del cual las personas pueden alertar sobre distintos avistajes. Una propuesta de ciencia ciudadana.
“¡Hay ballenas en Playa Grande!”, “Ballena de playa Serena, bastante cerca”, dicen los avisos que son acompañados por fotos y videos. La información permite a la gente correr a la playa para ver a los mamíferos en vivo y en directo, pero también sirve a los investigadores para completar los registros. El año pasado se registró un número récord de 146 avistajes.

“Cuando avisan sobre la presencia de ballenas, la gente corre a la costa para ver el espectáculo. Son imponentes tanto adentro como afuera del agua. Mar del Plata tiene costas altas, lo que la convierte en un excelente mirador. Lo que hicimos junto al municipio fue desalentar los avistajes en embarcaciones porque, a diferencia de Península Valdez que tiene una bahía más cerrada, en Mar del Plata si una embarcación se acerca a una ballena probablemente esta se meta mar adentro. Por eso, tenemos el lema ‘Mar del Plata solo mira‘”, comentó Agustina, oriunda de Balcarce, ubicado al sudeste de la provincia de Buenos Aires. A los 18 años se radicó en Mar del Plata para estudiar Biología. Hoy es docente e investigadora en la Universidad Nacional de Mar del Plata e integra el Grupo de Investigación Biología, Ecología y Conservación de Animales Marinos.
Allá por la década del 70, Ricardo Bastida, investigador principal hoy jubilado del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras en Mar del Plata, incursionó en el monitoreo de ballenas. “Al principio, se veían muy pocos animales: uno o dos por año. En el último tiempo empezó a haber más avistajes. Lo cierto es que las ballenas siempre resultan atractivas para el público. Entonces, apenas compartíamos las imágenes, mucha gente se sumaba a esa movida de verlas. Son animales fáciles de ver desde la costa, no hace falta embarcarse como en Madryn”, comentó Agustina.
Así surgió la idea de crear un grupo de difusión, donde los científicos reciben en tiempo real la ubicación de las ballenas, información que luego comparten con la comunidad.

“Sucede que Mar del Plata tiene 42 kilómetros de costa. No podemos estar recorriendo todos los días. Esta red permite que la gente que va a caminar todas las mañanas avisa cuando observa alguna ballena”, planteó. Pero además, el grupo permitió entablar contacto con fotógrafos de drones que, muchas veces, comparten imágenes. “Gracias a esas imágenes, pudimos identificar cópulas entre ballenas en Mar del Plata. Hasta ese momento, lo que más se veían eran ejemplares solitarios que pasaban”, subrayó.
Agustina detalló que se trata de la ballena franca austral. “En Mar del Plata estamos en un punto intermedio de las dos concentraciones más grandes de la especie. La más conocida es Puerto Madryn y el otro punto, en el sur de Brasil”, especificó. Advirtió que estas ballenas tienen la particularidad de que se concentran para reproducirse. «Es probable que las ballenas que pasan por Mar del Plata se dirijan o vengan de esas colonias reproductivas”, aclaró.
¿Cómo se identifican? La ballena franca tiene una particularidad: en la cabeza tienen callocidades y cada individuo cuenta con un patrón de distribución específico que los investigadores usan a modo de huella digital para identificarlos. Esto se logra a través de fotografías aéreas que antes se obtenían mediante vuelos en avión y ahora por drones. “De esta forma, los vamos identificando y podemos saber dónde están. Animales que hemos visto acá los vimos reproduciéndose en Madryn o Brasil. Aunque últimamente, hemos visto comportamientos reproductivos en Mar del Plata. Esto no significa que haya una colonia reproductiva en Mar del Plata sino que los animales se están expandiendo cada vez más”, recalcó.

Récord en Madryn y en Mar del Plata
El primer censo aéreo de la temporada registró un total de 2.110 ballenas franca austral en la zona de Puerto Madryn, lo que representa un récord en los últimos 25 años, desde que se lleva adelante el monitoreo. El relevamiento fue realizado el 19 de agosto por integrantes del Laboratorio de Mamíferos Marinos del Centro para el Estudio de los Sistemas Marinos (Cesimar), que depende del Conicet.
El siglo pasado, las ballenas francas australes fueron cazadas con la finalidad de comercializar su grasa y su carne, lo que las llevó al borde de la extinción. Por eso, se impulsaron medidas de protección, como la prohibición internacional de la caza comercial de ballenas. De esta forma, la población comenzó a recuperarse y poco a poco, fueron recolonizando las zonas de su distribución histórica, que abarcan buena parte del litoral atlántico argentino. El Instituto de Conservación de Ballenas demostró un crecimiento anual de la población del 7% que se desaceleró a partir del año 2000. Actualmente se estima la tasa del crecimiento en un 3% anual.
Los especialistas consideran que hoy hay más ballenas de las que hubo a mediados del siglo pasado. “El incremento de la población -planteó Agustina- también se percibe en Mar del Plata donde los ejemplares además, se quedan más tiempo en esas costas. Antes solo era de paso, ahora se los puede ver durante una semana. “También hemos registrado la presencia de cachorros que antes no había. Lo cierto es que las tecnologías y la comunicación nos ayudan mucho”, dijo.

¿Cuál es la mejor época para observar ballenas? Aunque la temporada reproductiva va de mayo a noviembre, la mayor cantidad de avistajes ocurre entre agosto y septiembre. “Cuando se concentran, van a aguas menos profundas para reproducirse y tener a sus cachorros. Las ballenas son mamíferos, por lo tanto, amamantan a sus cachorros cuando nacen. Por eso, necesitan de aguas poco profundas para enseñarles a nadar o alimentarse. También copulan en aguas menos profundas”, especificó.
Se la considera una especie promiscua ya que una hembra puede copular con varios machos y viceversa. “En el interior de la hembra se produce la competencia espermática y el esperma más fuerte es el que gana y da la paternidad al cachorro”, señaló.
El grupo que generó Agustina despierta cada vez más entusiasmo y se suma más gente. No solo se difunden avistamientos, sino que muchas veces consultan sobre la especie. Por eso, lo definen como “un feed back” entre dos partes.