Hernán Giardini trabaja hace 18 años en Greenpeace, es el coordinador de las campañas referidas a la protección de bosques y cambio climático. Se define como ecologista activo y eso significa militar las causas que amenazan al medio ambiente y que no solo suceden a su alrededor. “Ecologista es el que trata de activar con otros cambios a nivel global”, aseguró en el programa Pausa que conduce Vivian ‘Lulú’ Mathis.
El trabajo de Hernán se divide entre la investigación y el encuentro con especialistas, organizaciones, comunidades afectadas, gente que vive del bosque y los que quieren destruirlo. Asegura que este cúmulo de experiencias le permitió enriquecer su mirada sobre el tema.
“También hay un tiempo para la contemplación”, agregó y recordó el valioso comentario de un colega de Greenpeace de España. Dijo que todos tenemos el derecho a sentirnos cobijados por el bosque.
Hernán es un viajero desde muy chico. Siempre disfrutó de estar en contacto con la naturaleza y descubrir diversos lugares. A los 14 años ya había viajado a Bariloche desde Buenos Aires con amigos. Estudió Comunicación Social y el primer paso en este camino fue descubrir la ruralidad y conocer los movimientos campesinos, indígenas que llevaban adelante luchas territoriales.
“Un día, alguien me reenvió una convocatoria para trabajar en Greenpeace y después de varias entrevistas, quedé. Ya llevo 18 años”, contó y considera que hoy existe consenso en la sociedad sobre la importancia de proteger los bosques. Existe el mismo respaldo a la protección de las ballenas. “Que exista ese consenso no significa que se traduzca en defensa concreta. Ese es otro capítulo. Aunque en la Patagonia se protegen los bosques por distintos motivos. Hay jóvenes involucrados también”, comentó.
Considera que en algunos aspectos estamos evolucionando en el vínculo con el ambiente, más allá de estar acorralados hoy por los efectos de la crisis climática y de diversidad. Es una época en la que nos preguntamos si llegamos a tiempo.
Desde Greenpeace trabajan para que la legislación sea más restrictiva en cuanto al cuidado del ambiente. Más allá de la relevancia de la aprobación de la Ley Nacional de Bosques, Argentina se ubica entre los primeros 15 países que mayor cantidad bosques pierde a nivel mundial.
“Es evidente que las multas no son suficientes para desalentar desmontes e incendios forestales; y los responsables rara vez son obligados a reforestar. En muchos casos es clara la complicidad de funcionarios. Es hora de penalizar la destrucción de los bosques”, agregó Giardini.
En el norte del país esta pérdida está vinculada a la expansión agropecuaria, tanto por el cultivo de soja como la ganadería intensiva para la exportación a Europa y Asia. En un informe publicado por Greenpeace, la deforestación durante 2023 en el norte de Argentina alcanzó las 126.149 hectáreas (Chaco 57.343 hectáreas, Santiago del Estero 42.871 hectáreas, Formosa 17.409 hectáreas y Salta 8.526 hectáreas). Y en la Patagonia -agrega Hernán- el problema son los incendios, además de la transformación por urbanizaciones y avances de especies exóticas. “Incluso la recuperación después de los incendios es más compleja por las exóticas porque colonizan más rápido que las nativas”, apuntó.
En la organización ecologista realizan documentación aérea, terrestre y monitoreo satelital en el norte del país y de la temporada de incendios en el sur. Desde la primavera 2023 al verano del siguiente año, se perdieron 7.000 hectáreas de bosques. El área más afectada fue en el Parque Nacional Los Alerces. Recuperar estos bosques puede demorar 200 años.
Hernán dijo que hay negligencia, muchas veces se apagan mal las fogatas en sectores no permitidas. En el último informe difundido se indica que el 95% de los incendios se inician por causas humanas. “Es importante invertir en la prevención y difundir la importancia de cuidar los bosques”, opinó y agregó que también es fundamental contar con la cantidad suficiente de brigadistas en cada provincia.
Hernán considera que la consciencia ciudadana se construye de forma constante. Y es importante que el emisor sea coherente. “Es importante ser y parecer. E insistir con la difusión”, destacó. Dice que le gustaría que la sociedad, así como ama a los bosques, también condene a quién los destruye. Que sea algo mal visto, eso significaría una buena señal y un cambio de paradigma.