Finalizó la cumbre del clima anual de las Naciones Unidas -COP26- desarrollada en Glasgow, Reino Unido. Y surgen las primeras lecturas sobre si los compromisos de los países se corresponden o no con las expectativas moldeadas en un contexto de extrema preocupación por los efectos del cambio climático.
Carlos Aguilar vive en Costa Rica y es responsable regional de Justicia Climática para América Latina de OXFAM. “No es cualquier contexto, las emisiones globales de CO2 se encuentran cerca de los 33 gigatoneladas y necesitamos reducir el 7,5% anual”, destacó y observó que -considerando los resultados de la cumbre- “no lo vamos a cumplir. Ese es un dato dramático”.
Comentó que tendremos que esperar hasta el próximo año para que los gobiernos tengan planes más ambiciosos para lograr la reducción de emisiones a nivel global que se necesita para mantener la temperatura en 1.5 °C.
Otro dato que consideró muy preocupante es la desigualdad que sucede en las emisiones de gases. Señaló que la mitad más pobre de la población seguirá produciendo emisiones muy por debajo de los niveles requeridos para no superar 1.5 °C. Mientras que el 1% de los más ricos lo hará 30 veces superior a los niveles requeridos. “Infelizmente la conferencia no abordó este tema. Así es muy difícil llegar a las soluciones”, se lamentó.
Para el responsable de Justicia Climática de OXFAM, una de las preocupaciones mayores sobre los resultados de la cumbre es que ya no responde a las necesidades de las poblaciones empobrecidas. Los efectos que las recurrentes crisis climáticas tienen sobre el hambre y la migración son muy claros, por ejemplo, en América Central.
En cuanto a la asistencia económica a sectores más afectados por el cambio climático, Aguilar mencionó a Escocia y Bélgica que se comprometieron con fondos, aunque el tema aún no es lo suficientemente robusto. “Tenemos que prestar especial atención a cómo se incrementa el riesgo de hambre y de migración por la crisis climática en la región”, señaló.
El nivel de desigualdad que estamos experimentando es tan alto que está afectando la recuperación económica.
Sobre la inmensa desigualdad planteada, destacó que algunos países se plantean el tema con seriedad. “Es que ya no se trata solo de la afectación que la desigualdad tiene sobre los más pobres o empobrecidos. El nivel de desigualdad que estamos experimentando es tan alto que está afectando la recuperación económica. Afecta a sectores que habitualmente no se preocupaban por estos temas”.
Aguilar aclaró que también se construyeron buenas noticias en la COP26. En algunos aspectos se transitaron importantes aportes, “aunque en el balance global siento que falta muchísimo camino para poder cumplir con lo que se necesita para enfrentar esta crisis”.
Destacó que en la agenda de la COP26 se incluyera la discusión sobre la necesidad de poner fin al financiamiento público en materia de combustibles fósiles. Este acuerdo fue firmado por 34 países, entre ellos España.
Por otra parte, Estados Unidos y China, los mayores emisores de gases de efecto invernadero del planeta, se reunieron para emitir una declaración conjunta en la que aseguran que redoblarán sus esfuerzos para frenar el cambio climático.
El papel de la sociedad civil en esta cumbre del clima fue relevante. Carlos consideró que mostró mejor que nunca la importancia de su rol. Grupos ambientalistas como Fridays for Future tuvieron una fuerte presencia en Escocia con manifestaciones.
“La participación de la sociedad civil fue clave en el desarrollo de la presión que se gestó sobre los gobiernos y los lobbys”, apuntó y se detuvo en el peso de estos últimos. Destacó que los lobbys de las industrias de combustibles fósiles fueron más nutridos que los generados por los propios gobiernos; “es una presión muy grande, por eso tan valiosa la presencia de la sociedad civil”.
Foto de portada: Oliver Kornblihtt
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