Valentín Méndez: «Es importante desmantelar la violencia en la que vivimos»

Valentín cuidó a sus hermanos desde muy pequeño porque sus padres dedicaban buena parte del día a trabajar. La situación económica era acuciante. Y la tarea no era nada simple para Valentín, sufría mucho. Por eso desde los 9 empezó a buscar información para tranquilizar su mente. Un día vio una figura de metal en donde una persona estaba meditando en la flor de loto. “Este tipo conoce algo que yo no sé y quiero descubrirlo”, pensó.

Valentín Méndez es un psicólogo mexicano con un profundo interés por la intersección entre las prácticas contemplativas budistas y las ciencias de occidente. Fundó el Instituto de Ciencias para el Florecimiento Humano, ‘Cultivo’. Es maestro promotor de mindfulness, compasión y comunicación no violenta.

En el primer paso hacia el descubrimiento de su vocación, hizo la licenciatura en psicología pero no se sintió satisfecho. A los 22 años le llegó el libro El arte de la compasión del Dalai Lama. En ese momento dijo “aquí es. Encontré ciencia, filosofía, compasión y algo para calmar la mente”, recordó en el programa Pausa que conduce Vivian ‘Lulú’ Mathis.

Seis años después vivió una experiencia que lo marcó profundamente. Hizo un retiro en Nepal, conectó con maestros budistas y vivió en distintos monasterios. Fue un año y medio sin boleto de vuelta; lo describe como un proceso muy bonito y desafiante.

Con el paso del tiempo descubrió que lo suyo era convertirse en un facilitador de florecimientos. “Me apasiona conectar con las personas y entregarles recursos. Para que puedan experimentar prácticas que ayuden a desarrollar resiliencia, a disfrutar más de sus vidas, a calmar la mente”.

«Es importante desmantelar la violencia en la que vivimos y hacer una movilización organizada para poner un límite a quienes detentan el poder y lo ejercen sobre otros»

Sobre la compasión, Valentín apunta que, en tibetano, se traduce como ‘la nobleza del corazón’. “Es muy potente. La compasión es algo que nos abre la conciencia sobre el malestar del otro y enciende los motores para hacer algo. Hoy es la principal fuente de motivación en las prácticas contemplativas”, explicó. «Es la única manera de que sobrevivamos, cuidando las necesidades, unos de otros, sino vamos a terminar con el planeta”. Aunque admitió que no se trata solo de sobrevivir, la compasión permite disminuir el sufrimiento y ser más felices. 

“La psicología que estudié tiende a tener un enfoque patogénico. Existe un malestar específico que lleva a la consulta. Cuando conocí el enfoque de mindfulness, compasión y comunicación no violenta me doy cuenta que el potencial de impactar en el bienestar humano es mucho más grande”, reflexionó Valentín y agregó que este enfoque permite brindar herramientas a personas para que tengan vidas más significativas. Eso le resulta apasionante.

Una pregunta que se repite en las charlas con Valentín es qué hacemos frente a quien ejerce violencia sobre nosotros. “Ahí conecto con el enfoque de justicia social. Es importante desmantelar la violencia en la que vivimos y hacer una movilización organizada para poner un límite a quienes detentan el poder y lo ejercen sobre otros”, comentó. Dijo que es importante generar estrategias de no violencia organizada como propuso en su momento el Mahatma Gandhi. Esto significa el uso de la movilización, del boicot, y el uso de la fuerza para proteger necesidades. “En estos casos sí necesitamos usar la fuerza y no es algo carente de compasión”, apuntó.

Admite que le duele mucho cuando las estrategias contemplativas se usan como mecanismo para tranquilizar el descontento que mantiene el status quo. “Es dar herramientas para que sean más resilientes ante la injusticia. Eso me duele mucho, es como estar acallando el descontento y disminuyendo la posibilidad de movilización”, destacó y mencionó que otro gran eje en estos tiempos es descifrar cómo vamos a construir las redes de apoyo que nos permitan resistir las condiciones de injusticia que vivimos. 

“¿Cuales son los grandes desafíos de la humanidad? La depresión y la ansiedad. Uno de los retos es ver cómo podemos desarrollar recursos de manera accesible para que personas pueda afrontar estos desafíos de salud mental”, reflexionó.

El sufrimiento siempre fue algo muy claro en su vida. Los recuerdos de la infancia llegan rápido. Por eso hoy le apasiona poder transmitir herramientas a otras personas para que puedan aprender autocompasión, a calmar la mente, a conectar con el sufrimiento del otro, a desestructurar la violencia que vive en su mente. “Mi deseo es hacerlo accesible a toda la humanidad”.