Los burakeros de La Plata: el grupo que juega para ganarle a la soledad y socializar

Por Lorena Direnzo 
Tiempo atrás, Anabella de la Fuente aprendió a jugar al Burako, un juego de mesa que combina estrategia y suerte. Se juega con fichas o cartas que representan números y colores y el desafío es formar combinaciones (escaleras o grupos) para sumar puntos y así quedarse sin fichas. Le fascinó, pero no sabía con quién jugar. Sin dudarlo, publicó un aviso en Facebook con la intención de armar un grupo de juego en La Plata. Así fue que conoció a Cristina, una maestra jardinera, como ella ya jubilada, que se sumó a la convocatoria.
El primer encuentro fue en cercanías de la Catedral de La Plata el 13 de junio de 2023. Esas primeras cinco integrantes decidieron comenzar a reunirse en una confitería. Poco después, fueron diez. Y el número se fue incrementando. El grupo iba cambiando de lugares a medida que se sumaba más y más gente. Hoy son 150 -en su gran mayoría, adultos mayores- que forman parte del grupo Burakeros de La Plata y se reúnen todos los jueves de 15 a 20. Ahora, incorporarán también los domingos.
El año pasado, uno de los encuentros se llevó a cabo en el Automóvil Club Argentino de La Plata que fue difundido en las redes sociales y el grupo explotó de gente. “Conocimos a un chico que es cocinero en la cervecería Alemana y nos ofreció el lugar a cambio de, al menos, una consumición de cada jugador por encuentro. No es para menos: estamos cinco horas jugando”, comentó Anabella, de 61 años.
Burakeros La Plata se volvió todo un fenómeno social. Y aun en expansión, hoy buscan nuevamente un lugar donde llevar a cabo la actividad.

Un encuentro social

Un jueves de junio, Carolina decidió concurrir al encuentro del que tanto había escuchado. A la semana siguiente, decidió repetir la experiencia. Y así fue durante todo el mes. “Finalmente y cerca de las 20, me fui a mi casa, puse mi cena en el horno y me senté a ver el noticiero. Allí, y con la mirada perdida, pensé que finalmente había vivido un día diferente, rodeado de gente educada y buena que hacían que tu vida se llenara de colores y esperanzas en la grisura de los días de nuestros otoños”, relató la mujer en sus redes. Su vivencia es la de muchos otros.
“Somos más de 150, pero muchas veces hay gente enferma -más ahora en esta época de bronquitis- y muchos salen de viaje. La semana pasada fuimos 87 jugando”, dijo Cristina Mónica Martín, de 71 años. ¿Por qué el Burako y no otro juego? Las dos fundadoras coincidieron en que es entretenido, pero además destacaron otro tipo de beneficios.
“Mantiene la agilidad y la movilidad de las personas, una coordinación óculo-manual. Por poner un ejemplo: muchas personas mayores no mueven mucho sus manos porque tienen artrosis, pero acá deben manipular fichas pequeñas y ubicarlas en el tablero”, detalló Cristina. Agregó que “estimula la percepción sensorial y agiliza la memoria”. Puso como ejemplo a un hombre que padece Alzheimer y los encuentros lo han ayudado en gran medida. O bien personas con problemas de tendinitis. “De esta forma, se ejercita la habilidad cognitiva aparte del contacto social. La base es el juego, pero lo social es importante”, dijo.
El encuentro comienza con una merienda y charlas, el juego viene después. Pero antes se sortean las mesas -que han llegado a ser 20- y también los equipos para que la gente vaya cambiando de compañeros y logre sociabilizar un poco más. “Hay mucha gente que está sola y quizás ni se saca el pijama. Llega el jueves y hasta se maquillan para salir. Se pasan unas tardes súper agradables. Muchos reconocen que esperan toda la semana a que llegue el jueves”, comentó Anabella.
Hay gente, contó, que tiene familias “grandes”: “Sin embargo, nos cuentan que cada uno está en la suya. Por eso, está bueno tener un día para uno. Muchas dicen: ‘Hoy no cuido nietos; hoy es día de Burako’.
Cristina también recalcó que hoy “todo el mundo está con el celular en la mano. En la mesa, tanto chicos como adultos no se dirigen la palabra. Acá tomamos la merienda, charlamos y jugamos. Se comparte”.
Para una Navidad, las mujeres organizaron una especie de “amigo invisible”. Cada jugador llevó un regalo envuelto con papel de diario. De pronto, apareció Cristina disfrazada de Papa Noel y fue repartiendo los presentes. El próximo festejo será el 20 de julio, el Día del Amigo.
Acá no hay límite de edad. El grupo está abierto a jugadores a partir de los 18 años en adelante aunque la mayoría son jubilados. Una de las jugadoras que concurre asiduamente tiene 94 años. “Con tanta promoción, se empezó a anotar mucha gente joven de 20, 30 años y como tienen muchas actividades en la semana, también incorporamos el domingo. Por las personas que están solas y por quienes trabajan”, señalaron.
Cuando el grupo cumplió los dos años en junio pasado, las mujeres organizaron una rifa y con el dinero recaudado confeccionaron manteles para las mesas de juego. También diseñaron remeras con el logo del grupo. “Hay todo un trabajo detrás de esto: no es solo sentarse y jugar. Y lleva tiempo”, reconoció Anabella.
Las mujeres destacaron que hay muchas maneras de jugar al Burako. Por eso, no bien arrancaron elaboraron un reglamento del juego, pero también un reglamento interno para el grupo. Hay, por ejemplo, cuatro temas que no se pueden tocar en ningún momento del encuentro: fútbol, religión, enfermedades y política.
“La idea es pasarla bien, que la gente se distienda. Se olvide de todo. Todos tenemos enfermedades o algún familiar enfermo. Y la situación del país la conocemos todos. El único objetivo es compartir una tarde agradable. Y hoy podemos decir que todos están muy felices”, concluyó Anabella.