Iván Pavelic es el creador del exitoso emprendimiento Swahili. Sus pilares son la sustentabilidad ambiental y el impacto social. Tiene el taller en un barrio vulnerable de la ciudad de la Plata y brinda charlas. La materia prima del producto es basura.
Elías Salles Batista reconoce que cuando Iván Pavelic llegó al taller con la idea de hacer una mochila con bolsas de comida para perro le pareció ridículo. Después de hacer la primera, algo sucedió y la mirada sobre el emprendimiento cambió. Se sintió el éxito. “Ese producto ahora no sólo nos da un plato de comida en la mesa, también nos permite tener proyectos. Hizo que insertara a mucha gente”, define Elías, uno de los trabajadores de Swahili, la original idea comercial que combina sustentabilidad ambiental y sensibilidad social.
El creador es Iván, un emprendedor que estudia Sociología y Diseño industrial. “Supongo que Swahili es una mezcla perfecta de las dos carreras”, definió. El emprendimiento nació en 2015 y desde un inicio fue atravesado por la conciencia ambiental, además de una fuerte valoración del impacto de la empresa en la sociedad.
Iván admite que el camino fue difícil en el principio. “Cuando salí a contar el proyecto y busqué bolsas de comida para perro, la gente no entendía cómo mi idea podía transformarse en un producto para vender. Además, fue difícil conseguir la materia prima”, contó. Luego, con la primera mochila terminada, el recorrido fue más sencillo, siempre impulsado por la convicción.
El taller de Swahili se instaló en Los Coquitos, un barrio vulnerable de La Plata, en la provincia de Buenos Aires. Para Iván, estar en el barrio les permite percibir con precisión la difícil realidad social. Es habitual que algún padre se acerque a él, le cuente que su hijo dejó el colegio y que necesita un lugar en el que esté contenido, un espacio que lo aleje de los serios problemas que sufren los jóvenes en la sociedad. “Le damos mucho lugar a las personas excluidas del sistema laboral”, definió y agregó que son cincuenta las personas que hoy –de forma directa e indirecta- trabajan en el emprendimiento. También realizan capacitaciones en las cárceles.
El consumismo está destruyendo el planeta, reflexiona. Y continúa. Es que una persona en Argentina consume un kilo y medio de basura y el cincuenta por ciento de eso es plástico, de un solo uso. Significa que la usas apenas uno minutos, el tiempo que le lleva a cualquier persona cargar su compra en el supermercado y llevarla hasta su casa.
El crecimiento de Swahili fue explosivo. Se interesan en el país y en otros, como Chile, Uruguay y México. Además de la mochila, el emprendimiento ofrece billeteras, fundas, cartucheras. Y el próximo paso es avanzar en una línea de indumentaria. Iván se detiene y aclara, “siempre que sea estético”.
El joven emprendedor de 28 años recorre el país para dar charlas sobre su original emprendimiento. Reconoce que la difundida reunión con el presidente Mauricio Macri permitió que la idea se conociera en distintos rincones de Argentina. “Nuestro objetivo es que haya un taller Swahili en cada barrio vulnerable. Sólo se trata de capacitar”, describió sobre el sueño que lo impulsa, siempre.
Por Daniel F. Pardo
Foto: AGLP