Pediatra y violinista: la historia del joven español que acompaña con música a niños internados

Por Lorena Direnzo 

Entre los profesionales que ingresan apresurados al quirófano, también lo hace Joan Valls. Al igual que sus colegas, lleva el uniforme turquesa, pero se diferencia de ellos porque entra tocando el violín ante la mirada desconcertada de un pequeño paciente que, en unos pocos minutos, será sometido a una operación. Sus padres lo acompañan tomándolo de la mano, hasta que la anestesia hace efecto y el niño se duerme. En ese preciso momento, cuando se disponen a abandonar la sala, la música se detiene.

Con 29 años, Joan termina su residencia en Pediatría en el hospital Sant Joan de Déu de Barcelona el próximo 18 de julio. En estos  últimos cinco años, casi sin darse cuenta, logró combinar sus tres pasiones: la medicina, la música y los niños.

Joan empezó a tocar el violín cuando tenía apenas seis. Años después, ingresó al conservatorio donde concretó el grado profesional y se inscribió en un bachillerato especial de música. Sin embargo, ya en ese momento, se sentía atraído también por la medicina; de modo que decidió rendir de manera virtual algunas asignaturas del bachillerato científico para no cerrar completamente las puertas a este camino. “Fue difícil porque el bachillerato científico era exigente y, además, debía asistir al conservatorio cinco días por semana. Era difícil de compaginar”, admitió.

Músico desde los 6 años

Cuando terminó la escuela secundaria, la decisión no fue sencilla. Dudó hasta el día antes de matricularse en la universidad. Contaba con un excelente nivel de música y tocaba en diversas orquestas. Quedó segundo en el examen de ingreso del conservatorio del Liceo de Barcelona y en la Escuela Superior de Música de Cataluña.

“En el liceo me dieron una beca, pero resultó que también entré a la carrera de Medicina. Y decidí darle una oportunidad. Me gusta esto de tener la oportunidad de estar en contacto con gente y hacerle la vida un poco mejor. Además, soy muy curioso y la parte científica me parecía interesante”, añadió a Cambian el Mundo, al término de su guardia. Su voz denotaba cansancio.

Su deseo de abocarse a la pediatría siempre estuvo latente. Desde pequeño, sintió una fuerte conexión con los más chicos al darles clases de violín. “Hay pacientes muy críticos, pero también se puede hacer un seguimiento de los niños a nivel ambulatorio, de prevención, con las vacunas. Es una especialidad amplia”, definió.

Además del tratamiento médico, hay otras formas de poder ayudar

La posibilidad de llevar la música a los quirófanos

Un día cualquiera, Joan decidió ofrecer su música con el violín en el vestíbulo del hospital donde hacía las prácticas, junto a una compañera que lo acompañaba con el cello. Eran las vísperas de Navidad, antes de que el mundo se viera azotado por la pandemia del Covid-19.

“Tomamos la costumbre de tocar para la gente que pasaba la Navidad allí hasta que una familia se nos acercó para pedirnos que tocáramos para su hijito que transitaba una fase final de su vida con una grave enfermedad y la música le haría mucha ilusión”, contó.

Al llegar a la habitación, los flamantes médicos se encontraron con un niño exhausto y su familia, acompañándolo alrededor de su cama. Joan describió la experiencia como “impactante”: “Recuerdo que tocamos alguna canción de Navidad y notamos cómo el niño se relajaba y se emocionaba, al igual que su familia. Fue un momento muy emotivo”.

Joan protagoniza momentos de mucha emoción

En ese instante, Joan supo que la música, en determinados momentos de la vida, ejercía una poderosa acción transformadora. De hecho, podía acompañar en circunstancias en la que la medicina ya no podía ir más allá. “Entonces, pensé que cuando iniciara la residencia, continuaría este camino para acercar la música a los pacientes y sus familiares”, señaló.

Cuando ingresó al Sant Joan de Déu, el hospital pediátrico más grande de Barcelona, se acercó la asociación Child Life que apuesta al uso de animales -específicamente con perros-, espectáculos de magia, payasos y también música para acompañar a los pacientes durante sus ingresos y sus terapias. “Me explicaron con qué tipo de pacientes podía llevar adelante mis primeras actuaciones, me consultaron por mis días y horarios disponibles y con eso, intentamos organizarnos”, afirmó.

Constantemente, Joan deja de lado su rol como médico y se presenta como músico. Ha tocado su violín toda una tarde en una de las salas de espera para que los pacientes se sientan más relajados. También en la planta de hospitalización donde ingresan los niños que no están del todo graves o en el edificio donde están quienes atraviesan un proceso oncológico. Concurrió a la Casa de Sofía donde asisten los pacientes crónicos y al área de Paliativos. Sin olvidar los quirófanos, previamente a alguna cirugía.

Joan recibió una beca de la Sociedad Europea de Dermatología Pediátrica

“Incluso voy a la sala donde están aquellos que salen de una operación para darles un mejor despertar. Suelo acudir a la unidad de cuidados intensivos neonatales y pediátricos. Allí están los boxes de niños que son candidatos a recibir musicoterapia”, añadió.

Joan reconoció que siente una enorme satisfacción ante lo que ofrece. No solo por el agradecimiento de las familias sino por las emociones que se generan y los cambios en los estados de ánimo. “Es algo mágico. Hablamos de personas que pasan muchas horas adentro de la institución, atravesando un momento de sufrimiento. Es un momento especial el poder regalarles un poco de desconexión de la enfermedad”, describió el joven médico.

Los momentos más graciosos también abundan, acotó. En más de una ocasión, Joan le prometió a algún paciente suyo que le tendría preparada una sorpresa para el día siguiente, “algo chulo”. “Pero resultaba que la sorpresa era yo mismo. Al día siguiente cuando pasaba con el violín, los niños me preguntaban: ‘pero, ¿qué va a pasar?’. Entonces ahí les explicaba que les regalaría un concierto. Sucede que ellos me veían como médico, no se imaginaban que también toco el violín. La sorpresa era gigante», subrayó.

Joan asegura que la música genera tranquilidad a los niños internados

Mencionó que muchos niños pequeños nunca habían visto un instrumento en directo. Menos aún habían escuchado su sonido. Muchos, destacó, quizás debido a alguna enfermedad, han perdido movilidad o capacidad de expresión. Con la música, logran relajarse y hasta «algunos, que no pueden hablar, intentan cantar un poco. Son momentos inolvidables».

Su repertorio es amplio y adaptado a los más chicos, con canciones de Disney, dibujos animados y clásicos. Por lo general, los mismos pacientes escogen alguna canción y Joan no demora en sacarla con su violín.

En un mes, ya estará egresado como pediatra, pero tiene en claro que continuará el camino iniciado, llevando su música a los distintos rincones del hospital. «Me encanta la pediatría en general, todo lo que viene a ser urgencias, hospitalización, consultorio ambulatorio, el manejo integral del niño. Ahora he ganado una beca de la Sociedad Europea de Dermatología Pediátrica para subespecializarme durante 5 años en dermatología pediátrica, en patologías de la piel. Los primeros meses serán en Padova, Italia. Si todo va bien acabaré la subespecialización en mi hospital», contó complacido. De inmediato, aclaró: «Pero la música sigue. Es algo que tengo en mente hacer, tanto tiempo como pueda».